A torcer la ley

Ideas Sueltas

Por Miguel Pérez

Tal parece que el juego en México se llama ganar a la mala. Y si la jugada se disfraza de legalidad es mejor. El madruguete como estrategia y el agandalle como fórmula para operar.

Desde el Presidente de la República, pasando por sus legisladores en ambas Cámaras, hasta la dirigencia de su partido, Morena, todos y cada uno se comportan como si siguieran en las filas de la oposición. Aunque en el discurso insisten una y otra vez que son diferentes, que no son iguales, su forma de operar, de manipular, de abusar del poder, es exactamente igual a los que ya pasaron antes que ellos.

Dos ejemplos dan cuenta de lo anterior. Las reglas del juego en materia electoral son claras. Fueron los legisladores quienes les dieron forma. El INE y sus consejeros electorales están obligados, porque así los mandata la ley, a aplicar esas reglas. En caso de no hacerlo podrían ser enjuiciados por desacato.

Por ese motivo y no otro fue que las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón Orozco no prosperaron, porque no comprobaron gastos de precampaña que están claramente contemplados en las reglas del juego y la sanción a esta falta es la no procedencia de la candidatura. Justo o injusto, esa es la regla y el árbitro la tiene que aplicar.

De ahí que no se entienda que López Obrador por un lado y Mario Delgado, por el otro, quieran que se tuerza la ley, que sugieran que no importa que se haya violado la regla del juego y que se permita al pueblo decidir si quieren que los gobiernen dos infractores. Más aún, atizaron leña contra el INE y sus consejeros.

El segundo ejemplo es la aprobación de un transitorio en una ley secundaria para que el presidente de la Corte y los miembros del Consejo de la Judicatura prolonguen su mandato dos años más, pese a que la Constitución fija 4 como máximo. La aprobación se dio en un álgido debate en el Senado de la República, donde la oposición acusó que hubo intento de madruguete por parte del Partido Verde, impulsor de la reforma, y Morena.

El panista Damian Zepeda de manera directa y la priista Beatriz Paredes de manera indirecta, alertaron desde sus escaños que esta reforma puede sentar un precedente para que de igual forma un transitorio extienda el mandato Presidencial otros tantos años más.

Una vez más el Presidente López Obrador, el principal garante de que la Constitución se respete, avaló la torcida reforma bajo el argumento de que con ello se impulsará la depuración del poder judicial. El líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal,  quien curiosamente no votó por no estar en el pleno pero respaldó la medida, en su argumentación aseguró que como opositor padeció durante décadas la dictadura de la mayoría y sufrió en carne propia la exclusión, el desprecio del Gobierno y de las mayorías. Justamente lo que ellos hacen ahora.

Para ripley, si la Cámara de Diputados avala lo que hizo la colegisladora, y alguien quiere impugnar la constitucionalidad de la misma tendrá que recurrir a la Suprema Corte, en donde su presidente, el Ministro Arturo Zaldívar, será juez y parte para resolver dicha controversia.

Comentarios: miguel.perez@estadodemexico.jornada.com.mx y migueles2000@hotmail.com