Andriassi: un mexiquense en la élite del básquetbol 

Texcoco, municipio en el Estado de México, ha sido cuna de varios talentos deportivos a lo largo de los años. Sin embargo, pocos han dejado una marca indeleble como la de Moisés Andriassi, el joven basquetbolista que ha puesto en alto el nombre de su ciudad natal, tras un legado que dejó su padre.

Desde temprana edad, su familia le forjó los valores y pensamientos que, a sus 24 años, lo han llevado a destacar en el baloncesto.

Sus raíces

“Mi niñez la recuerdo en el aspecto familiar, lo primero que se me viene a la mente es entrenar, con mis hermanos, con mi papá, después de ir a la escuela, pasar tiempo con ellos. Creo que tuve una niñez muy afortunada, fui muy dichoso en tener una familia como la que me tocó y que me marcó para toda la vida.

“Siempre me enseñaron que no todo es fácil, hay que trabajar para lograr las cosas, ser unidos, poner a la familia primero es algo que siempre llevo día con día”, mencionó.

Al igual que él, sus hermanos, Luis y Josué, son jugadores profesionales de basquetbol que crecieron “comiendo y respirando” este deporte, dada la pasión que compartían con su padre, Luis Abel Andriassi Prado, un entorno que lo hizo exigirse y a la vez enamorarse del juego.

“Recuerdo también una niñez muy competitiva, llena de básquet, desde pequeño, al tener dos hermanos mayores que también juegan, un papá que fue entrenador y también jugador, se podría decir que eso me hizo llevarlo en la sangre, nunca me obligaron a jugar, yo lo disfrutaba pues al final es un juego.

“La verdad, competíamos diario y no es que no fuera sano, pero era fuerte por eso no era fácil porque la diferencia de edad y la talla se notaba y eso me frustraba bastante. Pero también tengo que aclarar que el entrenar y el que a veces no me salieran las cosas como me gustaba fue lo que hizo crecer esa pasión al deporte y al baloncesto”, comentó.

Su inicio en el deporte

Su papá tenía una liga en Texcoco que era muy famosa, por lo que los fines de semana los disfrutaban entre canchas y gimnasios, lo que invariablemente lo llevó a involucrarse en un estilo de competencia que podría considerarse más formal de acuerdo con su edad, de la “mano” del entrenador Javier Rex, en el Club San Andrés de la Ciudad de México.

“Fue un entrenador que impactó muchísimo en mi carrera, fuera de lo que fue mi papá, también lo veo como su familia pues en ese entonces con su hijo, Javi, que es de mi edad, competimos en el mismo equipo, éramos como hermanos, estábamos todo el tiempo juntos, nos impulsábamos a ser mejores y Rex fue el primer coach que me dio la oportunidad de estar en selección.

“El estar en ese club me ayudó a competir muchísimo, porque también el tema con mi papá era que no podía ser coach de los tres Andriassi y con Rex encontré ese sitio para mí, nunca dejé de entrenar con mi papá, pero a la hora de competir a nivel de club estaba con ellos”, apuntó.

Fue así como llegó el primer gran momento deportivo para Andriassi, quien comenzó su proceso en selección nacional dentro de la categoría Sub-15, debutando en un torneo internacional que le cambió el enfoque.

“Un momento que me marcó mucho en mi vida, fue la primera vez que salí de México para representar al país en un Centrobasket, en Panamá. En México siempre estuve en un buen nivel, pero ya al ver las selecciones fuera del país y que otros compañeros a los 15 años la clavan, te impresiona”, detalló.

Luego de ello, su hambre de ser mejor, el talento y la disciplina, lo llevaron a participar en torneos de Olimpiada Nacional, ganando el Jugador Más Valioso (MVP), Pre Mundial en Argentina contra equipos élite del continente, participó en torneos en Estados Unidos toda vez que se unió a la universidad Grand Canyon de ese país para continuar su desarrollo académico y deportivo, lo que le brindó la oportunidad de medirse con talentos de alto nivel en la NCAA, la liga universitaria más importante de Estados Unidos.

Momento clave

El 2018 marcó un punto de inflexión en la carrera de Andriassi. Fue ese año cuando debutó profesionalmente con los Capitanes de la Ciudad de México, equipo con el que rápidamente se convirtió en una pieza clave. Su desempeño en la cancha, caracterizado por su agilidad, precisión en los tiros y visión de juego, le valió el reconocimiento como el Novato del Año de la LNBP.

“Ignacio Abascal, presidente de Gigantes y Ramón Díaz se acercaron conmigo y mi familia con un proyecto a varios años para mí, sin dejar los estudios, fue una decisión difícil. Yo tenía 17-18 años y sabía que si dejaba la universidad ya no podía regresar en calidad de jugador. Fue un paso ambicioso, pero caí en el lugar indicado”, compartió.

Tras haber pasado una temporada en España y regresar al baloncesto nacional, actualmente, Moisés forma parte de los Astros de Jalisco, con quienes ha encontrado la que, hasta ahora, es la mejor etapa de su carrera, pues portando los colores de esa institución logró un bicampeonato en CIBACOPA, además llamados a la selección para formar parte de la historia, con una medalla de plata en Juegos Centroamericanos como titular y la participación de los “12 Guerreros” en el mundial luego de casi una década sin clasificar.

Consolidación

“Ha sido muy rápido, desde el primer campeonato en Astros, después los llamados a la selección y a pesar de mi corta edad que he tenido la experiencia suficiente para crecer como jugador. El vivir el mundial, torneos con la selección, los campeonatos con Astros, todo ha sido en un periodo de unos 24 meses.

“También ha sido difícil, el estar fuera de casa, el estar viajando; que es algo que en lo personal me cansa muchísimo, pero también el estar en la selección es lo más sagrado como atleta. Ha sido algo muy bueno para mí”, apuntó.

La anterior experiencia fue un momento en el que Moisés se sintió realizado, pues luego de haber visto la última participación de México desde la televisión, aún como adolescente, pasó a compartir vestidor y experiencia con algunos de sus referentes.

La NBA es una aspiración para él, como para todos los que en algún momento se han involucrado en el baloncesto; sin embargo, compartió que ha aprendido a disfrutar el proceso sin perder la ambición.

A pesar de que ya no está en un plano terrenal, su padre sigue siendo su eterno acompañante y guía, con el que mantiene un vínculo inquebrantable.

“La verdad es que siempre trato de estar cercano a él, al pasar de los años he sido más maduro y he encontrado mi manera de hablar con él. El básquet es sólo un deporte, que me ha dado muchas cosas en la vida”, compartió.

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