¡Bola de inconscientes!
En medio de una atmósfera densa, marcada por columnas de humo que se ven desde kilómetros de distancia, es increíble y preocupante en el Valle de Toluca ver a los ciudadanos, inconscientes y con una imprudente indiferencia, persistir en la quema descontrolada de pastizales en sus terrenos, una acción irresponsable que agrava una crisis ambiental muy grave, pocas veces vista. ¿Deberíamos calificar esta conducta como inconsciencia colectiva?
Los señalan, como bien lo consigna en su nota periodística Jesús Pérez, la raíz del problema de la contaminación del aire que es indescriptible en el Valle de Toluca, son los incendios forestales y tolvaneras provocados por los fuertes vientos de más de 100 kilómetros por hora. La calidad del aire ha llegado a ponerse insoportable.
Sin embargo, mientras las corporaciones como los Bomberos, Protección Civil, Ejército, brigadistas y hasta la policía estatal, con los pocos recursos con los que cuentan, luchan por contener el fuego, la población sigue encendiendo la mecha destruyendo, porque se les sale de control, los bosques y el aire, generando así su propio deterioro ambiental y de salud. Urge una campaña más intensa de concientización, e incluso llegar a sanciones cuando se les detecte quemando pastizales.
Pero tampoco hay que dejar de lado a todos aquellos que se dedican a construir viviendas y aprovechan las circunstancias para provocar el fuego y tener el espacio para hacerlo: es decir, lucrar con la salud del propio planeta. Ojalá también se les detecte y no se permita construir en aquellos lugares donde se haya quemado el bosque. Que se vuelva a sembrar.
Pese a los esfuerzos de las brigadas municipales, de Probosque, de Conafor, de bomberos, brigadistas y policías, cuatro hasta el momento han perdido la vida en esa intensa lucha por sofocar los incendios, los estragos no han podido evitarse. La gente sufre las consecuencias: irritación de ojos, tos persistente y garganta inflamada. Pero ¿dónde queda el compromiso individual y colectivo por preservar el entorno? Vemos la estupidez humana aflorando en un momento tan complicado.
Pero tampoco podemos dejar de señalar que el sistema de monitoreo atmosférico, vital para evaluar la calidad del aire, no sirve, o al menos está inactivo desde enero. ¿Qué sucede con la Secretaría del Medio Ambiente? La titular Alhely Rubio tiene que dar una gran explicación al respecto. Sus problemas parecen no acabar: desde la escasez de hologramas vehiculares a finales de diciembre hasta la incapacidad de medir la contaminación atmosférica.
No podemos seguir siendo espectadores y debemos denunciar a quienes detectemos que está quemando pastizales o bosque. Estamos verdaderamente en un momento en el que, a pesar de que el cielo esté despejado de nubes, es difícil ver claramente la luz del sol. Se nos acabaron, por el humo de los incendios, esos atardeceres maravillosos captados y mostrados en las redes sociales. Dejemos de ser una bola de inconscientes.