Cajones, comunidad donde no conocen la pandemia, nadie usa cubrebocas ni respeta la sana distancia

Sus 200 habitantes no tienen televisores y comen de lo poco que la tierra les da

Es apenas un puñado de chozas, pero es un lugar extraño porque no conocen la pandemia, no saben qué es el Covid-19 ni tienen idea de qué es el virus que le ha arrebatado la vida a más de cien mil personas en todo el país. No tienen televisores y apenas alguien usa la radio.

A unos kilómetros de la entrada del acceso al Nevado de Toluca se encuentra una comunidad olvidada, a pie de la carretera que lleva a Temascalpec. Se llama Cajones y tiene unos dos centenares de personas viviendo ahí. 

Está integrada en su mayoría por niños y jóvenes a quienes se les puede ver caminando entre las casas, en su mayoría de madera, con los zapatos gastados y la ropa ligera que apenas y les cubre el cuerpo. 

Juegan con tierra, plantas y juegos que los niños de la ciudad apenas han escuchado hablar: estatuas de marfil, correteadas, burro castigado, por mencionar algunos.

En esa zona, por ser la región alta de Temascaltepec, amanece a menos de un grado de temperatura y así, desde temprano, los adultos salen a ganarse la comida del día en los campos de la zona, sembrando y cosechando avena y maíz principalmente, siendo en su mayoría para autoconsumo.

El trabajo escasea y los apoyos gubernamentales mucho más, “aquí sólo vienen a visitarnos cuando quieren nuestro voto porque de ahí en fuera no vienen ni a darnos información de nada”, aseguró don Claudio Velázquez Peralta, quien es adulto mayor y una de los tres o cuatro personas que reciben apoyos federales para este sector.

En la comunidad nadie usa cubrebocas y es que apenas han escuchado de la pandemia del Covid-19 ya que no tienen televisiones, así que los niños tampoco toman clases de esa manera sino que dos veces a la semana llegan un par de maestros del Consejo Nacional para el Fomento de la Educación (Conafe) para que los menores puedan aprender por lo menos lo básico. Así estudiaron sus papás.

“Con la pandemia cerraron la escuela, antes sí venían diario los maestros, pero por lo del virus pues ya nomás vienen dos veces a la semana a enseñarnos” dijo Ramón, un pequeño de siete años que se sentó a escuchar la plática.

En esa comunidad tampoco hay centro de salud ni médicos; si alguien llega a enfermar hay que llevarlo a Texcaltitlán, que es la cabecera más cercana y se encuentra a una hora, pero como son habitantes de Temascaltepec, a veces les niegan el servicio hasta que vayan a las zonas donde les corresponde.

“Somos una comunidad olvidada por las autoridades; aquí no vienen los del gobierno municipal, ni los del estatal, ni los de la federación. No sabemos qué apoyos dan, nadie nos dice qué podemos solicitar y cómo podemos hacerlo. Hemos intentado sacar apoyos para el campo, pero nos dicen que no podemos, no nos llegan despensas, cobijas; hace como cinco años que no viene nadie de gobierno”, dijo la señora Juana, quien platicaba mientras calentaba agua para café en su fogón improvisado y quisiera que fueran a ayudarle a poner bien su “lumbre” para guisar sin riesgos.

En esa comunidad, donde habitan entre 40 y 50 familias, apenas un par de ellas tiene estufa, televisión o por lo menos un radio, así como casa de ladrillo y condiciones para vivir dignamente; los demás cocinan con leña y compran la leche que van a tomar ese día porque de otra manera se les echa a perder.