Chimalhuacán: Mascareros moldean una tradición popular

Mascareros moldean una tradición popular. El baile de carnaval de Chimalhuacán nació hace más de un siglo, y generación tras generación este pueblo mexiquense lo ha convertido en parte fundamental de su identidad, pues en torno a esta tradición se desarrollaron otras actividades artesanales que lo fortalecieron como expresión cultural: la música de orquesta, el bordado de trajes y la elaboración de máscaras de cera.

Chimalhuacán: Mascareros moldean una tradición popular

Adalberto Valverde, es uno de los herederos de una actividad que hoy no sólo da sustento a su familia, sino que es motivo de orgullo para los chimalhuaquenses, un símbolo de su arraigo.

“Inició mi abuelo Erasmo Valverde Buendía y su papá, Cándido Valverde García, mi bisabuelo, a ellos les solicitaron que hicieran una máscara para que las personas pudieran participar en una fiesta pagana, que era el carnaval, entonces ellos se dedicaban a la apicultura y decidieron incursionar con la cera, como decía el sacerdote, para que la gente pudiera participar con algo que les cubriera el rostro y ellos evitaran vestirse de pecado”, refiere Adalberto en su taller donde hoy trabaja con sus dos hijos. 

De acuerdo con la tradición oral, estas máscaras nacieron como una expresión de protesta, una imitación irónica de rostros asociados a la opulencia que impuso el imperio de Maximiliano de Habsburgo en México en la segunda mitad del siglo XIX.

Y años más tarde, el ingenio y la destreza de los artesanos mexiquenses capturaron el aspecto de aquellos hombres europeos que acompañaron al archiduque austriaco y lo satirizaron.

Adalberto y sus hijos, como lo hizo el tatarabuelo de la familia, utilizan cera de abeja, cerdas de cola de caballo, pintura y listones; en algunos casos utilizan anteojos y en años recientes incorporaron la pedrería fina y los bordados de canutillo de oro y plata.

Por su autenticidad y calidad, el trabajo de los artesanos chimalhuaquenses ha trascendido a otros pueblos del Estado de México y otras entidades del país donde el baile de carnaval ha cobrado auge.

“Esto viene en ascenso, cada año salen más grupos, más comparsas, y viene en aumento el gusto que se ha estado inculcando a las siguientes generaciones; yo creo que se ha logrado transmitir adecuadamente el mensaje de que no deben terminar las tradiciones de cada pueblo porque ahora los que más vienen a consumir son los jovencitos”, comentó.

Y ante la polémica sobre el origen de las máscaras de carnaval, la familia Valverde tuvo que demostrar que la técnica y los procedimientos para su elaboración fueron desarrollados por sus integrantes y así obtuvo el derecho de autor.

El baile de carnaval nació hace más de un siglo y desde entonces la familia Valverde se encarga de elaborar las máscaras

“Otras personas de otros pueblos pretendían adjudicarse la autoría de estas máscaras, por eso en el 2004 mi padre, Francisco Valverde, mi hermano Jesús y yo, fuimos a registrar la obra a las oficinas de Derecho de Autor para que se respetara algo que nos da identidad a los chimalhuaquenses”.

Actualmente, aseguró, es mucho mayor la demanda que la producción, por lo que la siguiente generación de mascareros ya está lista para continuar con este legado.

“Yo pienso que es una parte de nuestra alma también, cada pieza que sale es un cachito de nosotros, ¿por qué? porque tiene nuestro tiempo, nuestra dedicación y sobre todo tiene nuestro corazón por eso queremos continuar con esta bella tradición que nos heredaron”, sostiene Guadalupe Valverde, la única mujer de la familia que ha logrado crear máscaras.

Mientras que su hermano, Marcos, está convencido de continuar con esta tradición artesanal: “seguimos modificando para cada vez entregar mejores piezas, cada vez tratamos de descubrir alguna manera de que queden mejor, porque queremos dejar una bonita herencia a nuestro pueblo”.

Las máscaras de los Valverde conservan el molde tomado del rostro de la bisabuela de la familia hace casi un siglo, pero cuando los dueños las usan, su calor corporal le da la forma de su propio rostro a la cera y así las hacen suyas pero, aseguran sus creadores, siempre llevarán parte de ellos.