¿Conoce la Ecoansiedad?

¿Ha leído o escuchado el término ansiedad?

En lo personal no. Fue hasta hace poco al estar revisando artículos cuando encontré no sólo la definición del término, también qué lo genera, qué lo agudiza, cuáles son sus síntomas y en qué puede desencadenar.

Lo cierto es que tiene que ver con dos grandes temas: por un lado, los relacionados con los daños al medio ambiente, los efectos adversos y las catástrofes ambientales y por el otro la salud mental.

De acuerdo con especialistas, impacta en un mayor grado a la juventud mediante la exposición de noticias a través de los medios de comunicación o las redes sociales. No es necesario que hayan vivido en carne propia los efectos de un fenómeno natural para resultar afectados.

Al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el cambio climático plantea graves riesgos para la salud mental y el bienestar. Incluso insta a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en respuesta a la crisis climática.

En el año 2021 la OMS aplicó una encuesta en 95 países (entre los que no se encuentra México) y sólo en nueve se incluyó el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático.

Basta mencionar que Filipinas reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el impacto del tifón tropical Haiyan, uno de los más intensos, en el año 2013.

Lo cierto es que el tema está y se encuentra identificado.

La gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) publicó un reportaje titulado “¿Qué es la ecoansiedad?” elaborado por Perla Chávez que recoge la opinión especializada del responsable académico de la Residencia en Psicología Ambiental de la Facultad de Psicología, Javier Urbina e Ingrid Vargas Huicochea, profesora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, ambos de la máxima casa de estudios de nuestro país.

Javier Urbina señala que la ecoansiedad se manifiesta por medio de una preocupación creciente, miedo o estrés constantes en relación con cuestiones ambientales, generando cambios de comportamiento como centrarse en actividades para protegerse de ciertos elementos del ambiente o dejar de hacer otras por temor a peligros en el entorno.

Las consecuencias, según el especialista, son un estrés fisiológico que puede derivar en disminución de defensas, que se alteren los sentidos y se modifique la temperatura corporal.

También refiere que son los jóvenes los más afectados, porque son quienes se muestran más preocupados por las condiciones del lugar que habitarán por el resto de sus vidas, lo cual puede generar además de ansiedad, estrés postraumático y depresión.

Ingrid Vargas afirma que no es necesario que los jóvenes hayan vivido de manera directa un desastre natural, ya que con ver las noticias sobre estos hechos pueden tener pensamientos catastróficos.

Las recomendaciones de ambos especialistas son el incluir en los planes de estudio de psicología temas o actividades que lleven a la formación de terapeutas preparados para atender problemas psicológicos inducidos por cuestiones ambientales y que quienes padezcan esta ansiedad puedan tener un papel activo en programas de mejoramiento ambiental en la comunidad, como lo son jornadas de limpieza; además de limitar el uso de redes sociales.

Un tema interesante que debe llamar la atención.

@periodistamex

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