De hiyabs, asesinatos y bestiarios femeninos

Antevasin

¿Cómo se explica la muerte? ¿Cómo se le dice a alguien que otro alguien ha cesado de respirar y no estará más entre nosotros, en este caos ininteligible que es la vida? Hasta hoy no he me considero capaz de dominar el amargo arte de explicarle a alguien que el final de la existencia de alguien sea algo… Sigue siendo un absurdo. Hoy aquí mañana ya no, 

Siempre termino por recurrir a la claridad telegráfica de Nezahualcóyotl: “No para siempre en la tierra:

sólo un poco aquí.

Aunque sea de jade se quiebra,

aunque sea de oro se rompe,

aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.

No para siempre en la tierra:

sólo un poco aquí…”

En cada ocasión que he tenido que recurrir a este poema para tratar de asir la simpleza de “hoy aquí, mañana quien sabe …”– la muerte de mi hija, de algún amigo, de mi padre, de quien sea que deja un hueco en la existencia de un ser querido – ha sido en momentos que parecieran naturales, sin embargo, no entiendo cómo podría explicársele a una madre Iraní que su hija Mahsa Amani no volverá a reír a carcajadas, ni a soñar con una vida adulta, ni con nietos, ni con logros profesionales, ni con bailar, y menos aún cantar a todo pulmón, porque hubo quien decidió que su vida no era relevante ante la “enorme falta” de no llevar colocada correctamente “su hiyab”, como si fuera un órgano de su cuerpo, que iba por ahí mostrándose de forma descarada.

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Suena extraño que alguien sea arrestada por no portar adecuadamente un pañuelo impuesto como una muestra más de un machismo exacerbado que se cree con el derecho de seguir dictando lo que le es permitido o no a las mujeres, ¿cierto? Y, ¿qué tal sueña que alguien sea asesinado por la “policía de la moral” por la misma razón?

El pasado 13 de septiembre Mahsa Amani fue arrestada por utilizar su pañuelo incorrectamente, no es que infringiera la ley por negarse a portarlo, sino que ante los estándares de la república islamista y su policía de la moral, no lo hacía como debería hacerlo, suficiente razón para privarla de la libertad y golpearla de camino a la cárcel, ¿cuánto odio acumulado debe existir para que unas guedejas de cabello generen tanta brutalidad? 

Tres días después el 16 de septiembre, falleció en el hospital, producto de “un infarto”. Resultado de este asesinato es la indignación a nivel mundial, de mujeres que han decidido denunciar este acto que nos muestra una vez más el nivel de vulnerabilidad al que las mujeres estamos expuestas.

¿Acaso será suficiente un minuto de silencio más por y para otra mujer asesinada absurdamente? 

Y, si guardáramos un minuto de silencio para todas y cada una de ellas, ¿por cuánto tiempo tendría la humanidad que enmudecer?

¿Cuánto tiempo más podremos soportar este nivel irracional de bestialidad?

Platicando sobre esto me encontré en el camino con un par de mujeres mexicanas sumamente valientes: Gabriela Gutiérrez y Rebeca García, escritora e ilustradora respectivamente que han publicado en el año 2020 de manera completamente independiente y con sus recursos un libro llamado Bestiario Femenino. Mujeres de la A a la Z,  que realiza una descripción de distintos tipos de mujeres, de tantas que nos han pedido ser y que por lo visto jamás seremos capaces de satisfacer, y nos etiqueta como “criaturas extrañas”.

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La próxima semana profundizaremos en esta obra. Mientras tanto que no se nos olvide su nombre, ni su rostro, ni la sinrazón que pretende justificar su exterminio: 

  • Su nombre: Mahsa Amani
  • Su edad: 22 años
  • Su crimen: No utilizar el hiyab al modo de quien tuvo su vida en las manos y decidió terminar con ella.

La memoria y la historia como testigo de todo eso que nos arrebata humanidad.