De Vasilisa Stêpanenko y la fuerza en la fragilidad…

Hace unos días, por invitación de mi amigo Mario Pantaleón, acudí a la Cineteca Mexiquense, ubicada en el Centro Cultural Mexiquense de Toluca, para ver el documental “20 días en Mariupol”, cinta ganadora del Óscar al Mejor Documental. 

Acompañada de mis hijos, me sorprendí al saber que la autora de este trabajo cinematográfico era la invitada de honor en la proyección del filme: Vasilisa Stêpanenko, joven ucraniana de 24 años de edad, quien a los 22 trabajaba como modelo y acababa de obtener un trabajo como reportera en un canal local. 

En febrero de 2022 ella fue testigo de la invasión de las tropas rusas a su país, situación histórica que cambiaría su destino; toda vez que comenzó a trabajar como productora de videos para la Agencia Associated Press y, desde entonces, no ha detenido su labor como productora, en la que se incluye el documental que la ha llevado al reconocimiento mundial al obtener la distinción a mejor documental en el Festival del Cine de Sundance, su material fue seleccionado para representar a Ucrania en los premios Oscar, nominada a dos premios BAFTA, además de obtener el Premio Pulitzer 2023, junto a dos compañeros periodistas ucranianos, Mstyslav Chernov y Evgeniy Maloletka en conjunto con la periodista Lori Hinnant, por su cobertura del asedio ruso de Mariupol para la agencia Associated Press.

“20 días en Mariupol”, ha sido nombrada una de las cinco mejores películas documentales del 2023 por la National Board of Review y fue proyectada al inicio del 78° periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La oportunidad para conocer las anécdotas en la recopilación del material no sería desaprovechada y sostuve una plática con la autora en la que, además de conocer la crónica acerca de la guerra ucraniana, narró las anécdotas del grupo de periodistas que cuentan al mundo su verdad.

¿Quién eres?

“Mi nombre es Vasilisa Stêpanenko, soy la productora de “20 días en Mariupol”, yo estaba en Ucrania cuando todo ocurrió, con Mstyslav Chernov y Evgeniy Maloletka. En esos momentos era una periodista para la agencia Associated Press, cubría la guerra en Ucrania, y sabíamos que era importante contar estas historias humanas que estaban desarrollándose en ese momento al mundo.

Podíamos sentir que los ojos de los ucranianos y del mundo entero estaban ahí.

Este documental cubre únicamente los primeros días de la guerra, pero es importante recordar que la guerra continúa en este momento, mientras estamos aquí la guerra continúa.

Vine a presentar el documental a México, pero tan pronto terminemos con las presentaciones yo regresaré a Ucrania.

Foto. Especial. La ganadora del Oscar en la categoría Mejor documental visitó la Cineteca Mexiquense y sostuvo un diálogo con los asistentes.

¿Continuarás reportando los hechos, cuando regreses a Ucrania?

“Claro, estoy reportando todo el tiempo. De hecho, cuando terminamos el trabajo en Mariupol, continué con reportajes en algunas ciudades orientales, en mi ciudad natal, en las líneas del frente de resistencia”.

 Hay una frase, en específico, que mantengo en la memoria “La guerra es como una radiografía, porque nos muestra lo que somos por dentro”. Cuéntanos, ¿Cómo fue para ti estar ahí mientras toda esa vorágine ocurría a tu alrededor? ¿Por qué decidiste reportar al respecto? Podrías haberte ido simplemente, ¿por qué quedarte?

“La guerra vino a mi casa y como periodista, no creo haber tenido otra opción, solo necesitaba estar donde está mi gente, quedarme y darles voz. Decidí que tenía que ser fuerte y continuar con mi trabajo, porque hoy sé que es importante. Es mi servicio social para la gente, que no tiene opción de ir a ningún otro lugar, y como periodistas nuestra labor es contar y mostrar la verdad al mundo”.

¿Qué tan fácil es para los poderosos contar “su verdad” y hacer que el mundo entero la crea? En algún momento se dijo que los hechos de los bombardeos a los hospitales eran actuación y que todo era una mentira. Sin embargo, las personas que están ahí, la gente que ha sido asesinada, la gente que ha desaparecido, las familias que han sido destrozadas son una verdad que debe ser contada. ¿Cómo lidias con el miedo?

“Mi mayor miedo es que las historias podrían desaparecer. Que nadie sepa que en este lugar hubo personas asesinadas, que hubo niños asesinados, eso me daba miedo”.

La ciudad no estaba preparada para un bombardeo. Evidentemente la ciudad no estaba lista para una guerra.

“Tienes razón, yo creo que ni la ciudad, ni las personas, ni yo estábamos listos para una guerra. Yo jamás esperé ser testigo de toda esta brutalidad. El documental es apenas un pequeño porcentaje de todas las historias que han sido vividas. Creo que nunca nadie está listo para algo así”.

El documental muestra momentos inolvidables. Una familia atrapada en el sótano del hermano de uno de ellos y, sin embargo, la esperanza permanece, mientras pareciera el fin del mundo. Hay bebés que nacen en todo ese caos provocado. Me recuerda el poema de Jean Cocteau, que dice:

“Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa.

Decidí salvar el fuego.

No tengo dónde vivir, pero el fuego vive en mí.

Y me defiende discretamente de todo lo impuro.

Mi futuro ya no es importante.

Sólo cuenta la intensidad del instante”

Si hubiera algo que salvar, ¿Qué salvarías? ¿Cuáles son las cosas que hay que salvar de Ucrania?

“Esa es una pregunta muy interesante. Personalmente, mi casa fue bombardeada, mi escuela fue bombardeada, nada de mi historia en ese sentido existe ya.

No había pensado en ello durante un tiempo. Creo que hace tanto que no me detenía a pensar en algo así; tal vez porque ahora entiendo que no existe ninguna cosa que tenga valor. Lo más valioso hoy es nuestra vida y, si pudiera salvar algo serían las vidas de las personas a mi alrededor.

Siento que esta guerra si algo nos ha enseñado es a respetar y valorar cada minuto de nuestra existencia como algo preciado”.

Deseo profundamente que tu familia y la gente que amas estén bien. Admiro que estés aquí, haciendo tanto por los demás; si hay algo que podamos hacer para que esas historias sean conocidas, cuenta siempre con ello.

“Que hoy estés aquí con tus hijos es maravilloso. Todos ustedes, el público que vino a ver el trabajo, han hecho ya tanto por nosotros. Descubrir la empatía y el entendimiento en sus ojos. A fin de cuentas, somos humanos”.

Ante la devastación, ¿existe algo que pueda traer de nuevo alegría, orgullo y paz al pueblo ucraniano? Algo que pueda decirles que no están solos y que a pesar de la enorme distancia física y de la aparente imposibilidad, estamos con ustedes.

 (Se quiebra su voz) 

“Gracias”.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos mostrarles que estamos con ustedes?

[Aquí ambas lloramos, porque sabemos que la violencia carece de lógica y que en muchas ocasiones nos encontramos impotentes ante ella, tan separadas por los kilómetros y tan cercanas por el dolor]

“¿Puedo abrazarte?”.

La entrevista se torna emotiva. Ella tan lejos de casa, luchando en contra de algo donde la razón no tiene cabida, con sus 24 años y su fe en que el mundo puede ser un mejor lugar, me lleva a un profundo, sincero y amoroso abrazo. Por supuesto la abrazo.

Creo que es el primer momento en esta gira en que se da la oportunidad de ser frágil. 

“Me siento bendecida de ser el lugar donde se da permiso. Hoy soy un remanso”, dice la autora al terminar la conversación. 

Al final creo que no existe salida de las cosas que nos lastiman, la única manera de conocerlas es atravesarlas y aliarnos con ellas. Fue así como Valkiria cuenta la historia de los caídos en combate que impide sean olvidados.