De víctimas y victimarios
Antevasin
“Te gusta hacerte la víctima.” / “Le gusta ser la víctima.” /“La buena de la novela, siempre es la víctima.”
En muchas ocasiones hemos escuchado estas frases dirigidas a alguien más o a nosotros mismos, sin embargo, la mayoría de esas veces – por lo menos en mis deseos – no han tenido que ver con el verdadero significado de la palabra.
Ser una víctima es de acuerdo con la etimología de la palabra y su origen romano un ser humano o animal vivo designado para morir ofertado como sacrificio a los dioses, – ah, esos terribles seres sanguinarios -mientras que el verdugo a cargo de matarles se llamaba victimario.
Al paso de los años, esta palabra fue aplicada también a quienes sufrían de agresiones, torturas y cualquier abuso en contra de sus garantías individuales y más adelante derechos humanos.
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Todo este preámbulo es para hablar de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado de México, y de su labor a favor del acompañamiento jurídico, emocional y en cuanto a la restitución del daño en la medida de lo posible.
Tuve la oportunidad de platicar con la Mtra. Carolina Alanis Moreno, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a las Víctimas del Estado de México.
Visibilizar a las víctimas directas e indirectas es una responsabilidad del estado, y de qué manera puede hacerse cargo de ellas, pues por medio de tres principios: teniendo acceso a la verdad, acceso a la justicia y a la reparación del daño.
Hablar de las víctimas colaterales es hablar de todos aquellos a quienes pasa a traer el delito que se comete sobre las víctimas directas, que pueden ser sus madres, padres, etc y que desconocemos el alcance que estas repercusiones pueden llegar a tener y la manera en que esta violencia destroza el tejido social.
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De acuerdo con la Ley de Víctimas del Estado de México, la calidad de víctima es otorgada por cuatro autoridades: la Fiscalía a través de los ministerios públicos, el Poder Judicial a través de los Jueces, los organismos de Derechos Humanos a nivel Estatal y Federal.
De reciente creación – 2015 – la Comisión Ejecutiva de Atención a las Victimas del Estado de México, trabaja por medio de un modelo integral de atención, contemplando tres líneas de atención sumamente importantes y que la ciudadanía debe conocer, para que en el eventual caso -que ojalá nunca ocurra – de estar expuestas a una situación delictiva sepan cómo y a quién acudir.
Se asigna un asesor jurídico que orienta y representa de manera legal, dando acompañamiento y haciéndose presente durante el proceso, con todos los elementos legales necesarios, atendiendo a la integralidad del ser humano se asigna también acompañamiento emocional y el apoyo de una trabajadora social, para que en todo momento la dignidad y la integridad de aquellos asignados esté garantizada.
Todos los acompañantes asignados tienen una calidad de gratuidad, lo cual permite que el 90% de las víctimas atendidas cuenten con un vínculo permanente con personal capacitado, preparado, sensibilizado y consciente.
Se han asignado también tres programas de apoyo a las víctimas y sus familias para que en caso de pérdida de quien provee exista al menos un resarcimiento del daño que no sea una carga más que aumente el sufrimiento, que en muchos casos recae en los abuelos, quienes ya han cumplido con su labor educadora como padres y que quedan a cargo de los niños que quedan en orfandad por feminicidio, o encarcelamiento de los padres.
Estos programas son: Canasta Alimentaria, Valentina que es una cantidad económica que se entrega a niños, niñas y adolescentes enfocado a actividades culturales y de esparcimiento, y Reparación del Daño, de los cuales habláremos la próxima semana.
De esta manera se garantiza que las infancias y aquellos y aquellas que han sido lastimados en su dignidad y derechos accedan a una vida libre de violencia a través del trabajo coordinado.
Siempre me he preguntado si se puede volver a confiar después de haber sido agredido de algún modo, creo que la esperanza debe ser lo último que muera en los seres humanos.
A fin de cuentas, decido creer.
Ustedes, ¿qué opinan?
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