El maestro Marcos Dávila, innovación y pasión rebocera

En medio de la crisis artesanal del rebozo, donde las nuevas generaciones no se ha interesado por continuar la tradición en Tenancingo, lo que ha llevó a instalar la escuela de esta pieza artesanal, existe una contraparte como el maestro Marcos Dávila, un artesano reconocido por piezas innovadoras.

El maestro ha dejado a lo largo de varios años que su imaginación sea la que trace los límites de sus creaciones, comenzando con los colores, pues el mexiquense rompió con la paleta tradicional para generar nueva versiones.

“Anteriormente solo se trabajaban unos colores, eran específicos, los tradicionales, solo se manejaba el café, el negro, azul, blanco y en ese entonces a mi se me ocurrió hacer un rebozo de color, aquí no eran vendibles y el primero que hice se lo regalé a mi madre, mi abuela, desde ahí empecé yo a innovar”, apuntó.

Detalló que a pesar de que esa primera pieza la comenzaron a mostrar para ver si alguien realizaba un encargo, no tuvieron éxito; sin embargo, fue esta irreverencia (pata algunos) en el diseño que lo llevó a hacerse camino al ser galardonado en diferentes concursos.

“Después de eso comencé a ganar algunos concursos, concursos estatales y después empecé a meter yo más rebozos, traté de hacer más innovación en colores y formas, hasta la fecha, lo que también me llena de orgullo porque he podido conseguir dos primeros lugares nacionales para mi comunidad, mis compañeros y el estado”, dijo el maestro.

Señaló que la innovación se convirtió en una necesidad personal, evocada por la pasión, pero también por la vocación de artista, pues a través del telar encontró la forma de expresarse.

“Fue por la necesidad de poder plasmar lo que yo siento y como artesano encontrar eso es algo muy padre, para mi es mi vida, desde pequeño fui a un colegio de monjas, ahí comenzaba a ver todo lo relacionado con el rebozo.

Ahí también conocí a un amigo, que de hecho ahora también tiene su taller, su familia se dedicaba a esto y pude tener este acercamiento con la artesanía, yo sabía que esto era para mi”, recordó Dávila.

Detalló que su proceso no es diferente al de cualquier otro artesano, selecciona los hilos para utilizarlos en el telar por partes, dependiendo de lo que vaya a realizar, pero es en su imaginación y quizás la forma de diseñar donde todo cambia.

“Yo hago un dibujo y me imagino como va a salir, en que colores los puedo sacar, hago lo que me viene a la mente y elaboro como voy a repartir mis hilos. Igual sí me encargan algo de tres metros yo lo hago y sé qué hay muchos que no, yo creo que no hay limitantes y mientras viva voy a tratar de seguir innovando y entre más se me ocurra más voy a hacer, aunque son combinaciones que a lo mejor parezcan raras, sé que terminan gustándole a la gente”, concluyó.

PAT