El regreso de los Macheteros de Atenco
Como un deja vu, pero de los que asustan mucho, reaparece en la escena pública el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra en San Salvador Atenco, con la diferencia de que ahora pueden convertirse en la pesadilla de Andrés Manuel López Obrador, un gobernante de izquierda, luego de que en el pasado hicieron sufrir a panistas y priístas.
Los “Macheteros de Atenco”, como mejor les recordamos, surgieron en los tiempos en los que Vicente Fox era presidente de la República por el albiazul y vio por primera vez la luz un proyecto de construcción de aeropuerto internacional en Texcoco, en 2001.
Ignacio del Valle encabezaba la movilización y en no mucho tiempo logró aglutinar a buena parte de los habitantes de San Salvador. La consigna era clara: defender sus tierras.
El movimiento empezó con protestas sencillas por la expropiación de 3 mil hectáreas de la región para esa obra y evolucionó a gran velocidad hasta tomar “las armas”, en una emblemática toma del zócalo de la Ciudad de México con machetes en mano en noviembre de ese mismo año.
Llegaron a convertirse en uno de los movimientos sociales más importantes de la época y hasta consiguieron frenar el proyecto de Fox, pero no se detuvieron ahí.
A pesar de que la causa que originalmente los movía se dirimió en 2002, cuando el gobierno del panista de las botas echó atrás los decretos con los que se les expropiaban las tierras, además de que consiguieron acuerdos con autoridades estatales y federales para evitar cualquier tipo de acusación en su contra por las protestas, los macheteros de Atenco pasaron varios años más en defensa de cuanta causa se les pusiera enfrente. Con un módico pago de por medio –cada vez menos módico- se prestaban para dar la cara por lo que fuera. Ahorcaban la región con toma de vialidades y carreteras, secuestraban funcionarios y vehículos públicos, se apoderaban de palacios municipales y hasta evitaron elecciones locales en más de una ocasión. Habían alcanzado tal fama que hasta formaron parte del recorrido del Subcomandante Marcos del EZLN desde la Selva Lacandona hasta la Ciudad de México, a quien recibieron en Atenco.
Nada los detenía, se convirtieron en una piedra en el zapato para gobiernos municipales, estatales –Arturo Montiel y Enrique Peña– y federales, hasta mayo de 2006, cuando una disputa con el gobierno de Texcoco por el desalojo de comerciantes irregulares de flores en el centro de ese municipio, derivó en una terrible confrontación entre los macheteros y la policía mexiquense que terminó en la detención de Ignacio del Valle y muchos de sus seguidores. Tremendos abusos contra las mujeres en el grupo fueron ampliamente documentados y hoy todavía pesa ese caso en el pasado político de Enrique Peña, uno que ha llegado incluso a la corte internacional y ha dado la vuelta al mundo.
El enfrentamiento fue emblemático, duró un par de días y fueron transmitidas por televisión las agresiones de uno y otro bando, con excesos de parte de los agentes del orden y de los de Atenco también, hay que decirlo.
Del Valle permaneció encarcelado hasta el 2010 y poco se supo de él posteriormente, hasta ahora que, con la misma consigna del 2001 resurge de entre las cenizas.
El FPDT inició esta semana las obras para la construcción de un panteón en uno de los terrenos que estaban destinados al NAICM, en el paraje en los límites entre Santa Cecilia y Santa Ana, en Atenco. Del Valle empieza a retomar fuerza con el apoyo del nuevo comisariado ejidal, que rindió protesta hace un par de meses, luego de que el Palacio Municipal de Atenco permaneció tomado por la fuerza por sus simpatizantes, a manera de presión.
Los ex macheteros buscan ahora defender las tierras que se perdieron por el proyecto de aeropuerto de Peña Nieto y promueven además un nuevo movimiento que llaman “Manos a la Cuenca”. Básicamente se opone a la construcción del parque anunciado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pretenden en cambio la recuperación del lago, vaya a saber usted cuál, pues el cuerpo de agua tiene décadas sin existir, pero la historia nos demuestra que para Del Valle y los suyos, la causa es lo de menos.
ASME