Elección de presidenta del IEEM ¿Otra imposición?
Observatorio electoral
El INE ha llegado al final del tercer concurso para elegir a la nueva presidenta del IEEM. Se cuenta con una lista de diez aspirantes, que serán entrevistadas los próximos días, para definir quién ocupará ese cargo.
Esta grave decisión se tomará a menos de tres meses de que inicie el proceso electoral, para elegir titular del poder ejecutivo de la entidad más poblada del país.
Por esta razón, se tendrá que designar a la aspirante más capaz, pero también a la que garantice mayor imparcialidad del árbitro electoral, históricamente subordinado al gobierno estatal.
El problema es que el tipo de concursos realizados por el INE ha reducido el horizonte de opciones. Los mejores perfiles se han ido alejando de estos procesos, porque son demasiado escolares.
Están hechos para las personas que han ido de un cargo a otro en el ámbito electoral, acumulando conocimientos y experiencia, pero que carecen de una trayectoria independiente que garantice un comportamiento imparcial, en caso de que sean elegidos para conducir al IEEM.
El INE tendrá que elegir entre diez concursantes, tres de las cuales ya participaron en otras ocasiones para ser consejeras del IEEM, y siete que lo hacen por primera vez.
El mayor problema es la endogamia de esas aspirantes: siete de ellas trabajan o han trabajado en ese órgano electoral. Otras dos tampoco son ajenas completamente a él, porque han sido parte de su comité editorial.
Una más solo ha trabajado en el INE, aunque ya fue finalista en el proceso anterior y eso limita sus posibilidades.
Llama mucho la atención que de las cinco aspirantes que actualmente trabajan en el IEEM, tres sean asesoras de consejeras y dos sean funcionarias.
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Solo hay dos personas que se dedican a otras actividades no electorales de tiempo completo. Una trabaja en el CIDE y otra en la UAEMEX, también históricamente subordinada al gobierno estatal y semillero de cuadros del PRI desde su fundación.
Otro aspecto que destaca es la juventud de la mayoría de las concursantes (una no tiene la edad para el cargo), la falta de preparación especializada (solo tres tienen doctorado), la escasa experiencia en puestos directivos importantes (solo una en altos cargos y tres en puestos medios), y su lugar de residencia (nueve viven en el Valle de Toluca).
De este limitado número de aspirantes tendrá que elegirse a quien conducirá los comicios de 2023.
Es evidente que el tipo de concursos que ha realizado el INE ha ido empobreciendo el perfil de concursantes en este tipo de cargos.
Han causado que prácticamente solo la burocracia electoral tenga oportunidad de aprobar los exámenes, ensayos y entrevistas.
El resto de aspirantes tienen mucho menos posibilidades, porque se ha privilegiado el conocimiento de la legislación y la técnica electoral, en demérito de la independencia e imparcialidad que deben tener quienes ocupen las consejerías.
La pregunta es si a través de un proceso de este tipo se puede seleccionar a una presidenta del IEEM que fortalezca su autonomía y organice elecciones íntegras, en un contexto de competitividad como el que se tendrá en 2023.
Hay que tomar en cuenta que la nueva titular estará sometida a muchas presiones del gobierno estatal, quien buscará mantener al PRI en el poder hasta 2029, a cualquier costo.
Por esa razón se requiere de carácter, imparcialidad e independencia de quien ocupe ese cargo.
¿Privilegiará esto el INE o se repetirá la imposición gubernamental de 2014? El tiempo lo dirá.
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