Entre lo que es y debería ser en la gestión del agua en México
En la economía ocurren fenómenos que nos afectan de forma directa o indirecta, algunos son evidentes y otros no tanto, el simplismo en algunas explicaciones son síntoma de su equivocación, y no quiere decir que se deban buscar palabras rebuscadas para entenderlo, nada más lejano de la realidad, nos referimos a los análisis simplistas que tratan de demostrar hechos indiscutibles. Por ejemplo, algunas explicaciones que se dan, sobre todo en redes sociales, cuando se trata de explicar el poder adquisitivo o la carga impositiva de México.
Nada es más frustrante que escuchar y ver repetir una y otra vez dichas explicaciones, tal vez nos ha faltado a los economistas explicar en palabras claras fenómenos complicados y multifactoriales que los causan. El poder adquisitivo depende de los precios de una canasta de productos que suelen agruparse en un índice nacional de precios al consumidor, donde además los salarios nominales juegan el otro gran determinante, nadie compra sólo una mercancía para que sea referente de ningún análisis serio.
Al igual que en la economía, en la gestión del agua en México ocurren cosas que aparentemente son o sirven para algo, pero que distan mucho de ser lo que en realidad son. O que se explican de forma ligera, cuando el tema es más profundo.
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Programas, cualidades y características, instituciones y dependencias que no responden a las obligaciones para las que fueron creadas, veamos algunos ejemplos. En México, la prestación de los servicios de agua es responsabilidad municipal, la Constitución es muy clara al respecto, se habla que para ello cobrarán cuotas y tarifas que servirán para mantener una adecuada operación, de hecho, en nuestro país está establecido en la Ley de Aguas Nacionales que el modelo implantado es la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH), nada más alejado de la realidad, son contados los municipios que pueden cumplir con sus lineamientos.
La mayoría de los municipios explican que se entrega agua potable, lo que indicaría que es apta para consumo humano, y, sin embargo, nuevamente son contados los que pueden garantizarla, de hecho, en muchas localidades el agua es una fuente de enfermedades, en algunas ocasiones se logra asociar al agua y en otras aún no.
La mala gestión del agua de parte de los responsables encontrará siempre alguna forma de explicarlo, la menor de las veces con justificación, y en la mayor de las ocasiones sin razón, son muchas las acciones que se podrían emprender si se deseara alcanzar la GIRH, sin embargo, continuamos buscando excusas por un lado y por el otro seguimos creciendo sin planeación, no estamos dispuestos a exponer la situación real, por muy delicada que sea y tomar acciones, aunque no siempre sean populares.
Los recursos necesarios para mejorar la gestión del agua, calculados en más de 400 mil millones de pesos anuales, no resolverán nada si sólo se construye infraestructura y no se fortalecen las capacidades económicas y operativas de mantenerla y operarla correctamente, si no existen criterios económicos en su utilización y distribución.
La solución “fácil” es conseguir dinero de donde sea para invertir en las ciudades, pero después qué pasará si no se fortalecen las instituciones responsables, si no reconocemos que las ciudades no pueden seguir creciendo sin control ni planeación, haciendo más dificil y cara la gestión del agua.
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