Erotismo y matemáticas

El libro La desilusión óptima del amor, de Cristina Rascón, es una colección de relatos relacionados con su faceta como economista

Por: Evelina Gil 

¿Cuántos no han experimentado una rotunda impotencia ante las matemáticas como asignatura escolar? Arriesgo la hipótesis de que somos legión. Y sin embargo, las matemáticas se aplican en prácticamente todos los aspectos de la vida y cada quien tiene su muy particular forma de canalizarlas. Con todo y eso, he de reconocer, pegué un brinco hacia atrás cuando la narradora sonorense Cristina Rascón puso frente a mí su libro La desilusión óptima del amor (Universidad Veracruzana, 2023) señalando, con resplandeciente sonrisa, que se trataba de una colección de relatos relacionados con su faceta como economista, ergo: con las aterradoras matemáticas. Una cosa es quebrarse con los quebrados, me dije, otra embarcarse con relatos salpicados de fórmulas, numeritos entreverados con letritas y la intimidante raíz cuadrada con su coja patita pegando brinquitos por doquier. Pero este libro me ha permitido, entre otras cosas, refrendar la lección recibida años atrás: las matemáticas aplicadas no necesariamente requieren de una comprensión consciente: somos entes matemáticos, embrollos ambulantes regidos por un orden numérico y exacto que nos permite desenvolvernos, desarrollarnos… incluso enamorarnos.

Erotismo y matemáticas

Los relatos que abren y cierran el volumen son, quizá, los que menos números manejan, pero sin obviar complejidad y extrañeza. El primero, contra toda lógica razonada que también es aritmética, es un entrañable relato de horror, humor macabro y erotismo, todo junto, titulado “Todo empezó cuando vi la cabeza parlante (o por qué no hemos encontrado un modelo de desarrollo económico sustentable para Latinoamérica)” que sigue a un estudiante mexicano de Economía en Viena que, en el Metro, se sienta frente a una chica que de su mochila deportiva extrae por los cabellos una cabeza parlante. Lo más aterrador es que él es el único a quien parece sorprenderle que la chica se dirija a una cabeza de varón como si hablara con una amada mascota. Es un relato harto perturbador desde su planteamiento y deslumbrante en su resolución. Todo el libro presenta formas diversas de amor, desamor y erotismo relacionadas con las matemáticas aplicadas, es decir, la Economía. Alguno hay, de hecho, “Correlación matrimonial”, que es más números y fórmulas que texto, muy retador para con el funcional analfabeto numérico que descubrirá, alucinado, que entiende –o intuye– lo que trata de decirle su autora. Nos toparemos con la conversación entre unos examantes, economistas de profesión, que parecieran tratar de explicarse su relación a través de números, su lenguaje secreto; y un encuentro casual parisino entre una economista y un fotógrafo. La diferencia que los divide, ecuaciones mediante, es que ella tiene su vida perfectamente resuelta, mientras que él vive al día, sin certeza de dónde amanecerá mañana. “Dicen que así es la vida de los artistas –dice ella–. Por eso estudié economía en vez de artes visuales… ¿Qué habría sido de mí como pintora? Sería como este fotógrafo, ave del paraíso […] Sin independencia económica no hay independencia emocional.” Pero a veces, pareciera decir la misma joven, “si tu curva de indiferencia se cruza con la curva de restricciones y sin encajar sigue avanzando hacia el eje X, se cruza con el Y, más allá del Punto Cero.”

Todo el libro presenta formas diversas de amor, desamor y erotismo

Pero no es que Cristina Rascón escriba exclusivamente sobre lo que sabe, sino que, eso que sabe puede ser sumado, restado, multiplicado.… y sin duda arrojará algún intenso guarismo. Finalmente, la tersura de esta prosa se antepone al factor numérico, o eso parece (con las matemáticas nunca se sabe… bien) y nos permite descubrir que las matemáticas pueden resultar tremendamente divertidas, porque ese es otra virtud de este libro: nos confronta con lo que pudiéramos considerar tedioso y laberíntico y que, resulta, casa admirablemente con el ejercicio literario. Como la perfección al valor agregado de dos cuerpos desconocidos acoplándose como si se conocieran desde siempre.

SPM