Esbozos de la productividad del agua en el sector agrícola
Eficientemente, fuimos invitados a un conversatorio acerca de la Modernización del Riego en México, antes que nada, externo mi agradecimiento a los organizadores (CONAGUA Y BM) por la realización de este evento y, sobre todo, por la heterogeneidad de los participantes.
EL TEMA NO es menor, en cualquier foro que se toque la gestión del agua, el uso agrícola no puede quedar de lado, por un dato relevante, su porcentaje de utilización de agua superior al 75%, porcentaje que no es lejano respecto a otros países, a nivel mundial el promedio es de 70%, por lo que, al menos, en éstos términos no debería causar mayor preocupación, para algunos ejemplos particulares, España consume el 68%, Brasil el 60%, Chile 83%, mientras que China el 64.4%. (MontesilloCedillo, 2023)
SIN EMBARGO, SON varias aristas que se deben contemplar para dimensionar el tema, en primer lugar, es cierto que de este uso depende la producción de alimentos, y el resto de la cadena productiva de nuestro país; en ese punto estamos de acuerdo, donde comienza a haber matices es en saber si con esa utilización somos capaces de garantizar nuestra soberanía alimentaria y si en un segundo plano es posible garantizar las cosechas para exportación, es así como garantizamos la cadena de suministro de productos agrícolas que son utilizados para su posterior procesamiento en otras mercancías.
HAY QUE CONSIDERAR que, bajo los indicadores actuales en la forma en cómo los utilizamos, está en riesgo el garantizar en el futuro una producción agropecuaria en constante crecimiento, es obvio que si aspiramos a ello es necesario solucionar la utilización eficiente del agua en los cultivos, no contamos con datos precisos a nivel nacional del grado de productividad de cada tonelada producida por metro cúbico de agua utilizada, a nivel global se estima que ésta aumentó casi 100% desde la segunda mitad del siglo pasado, algunos estudios como el de Montesillo-Cedillo (2023), concluyen que al menos, en la aportación del agua en el valor de la producción ha tenido un incremento desde los años 80 pasando de $0.39 a $1.74 m3 al 2017, sin embargo estos datos son solo de la producción por riego, que por cierto en nuestro país representa sólo 29% de las hectáreas disponibles para siembra.
ALGUNOS PROBLEMAS SE presentan fuera de los cultivos que se distribuyen año con año de acuerdo a la disponibilidad, y que son factibles de cuantificar, pero existen otros cultivos que por la falta de medición es casi imposible cuantificar su productividad respecto al agua, la mayor infraestructura para riego tecnificado se encuentra en las zonas con menor disponibilidad de agua, punto y aparte merece el análisis de los cultivos de ésta zona, la falta de planeación económica que hemos tenido en las últimas décadas no permite tener una estrategia para pasar de aquellos cultivos con poco rendimiento económico a aquellos que nos convengan más. Tenemos que asegurar que los esfuerzos en disminuir la pérdida de agua en el sector agrícola no concluya en un aumento constante y permanente del volumen absoluto de agua, en un entorno de disminución de disponibilidad año con año, la estrategia debe incluir políticas económicas que en una estrecha colaboración con este sector productivo pueda disponer del agua necesaria de acuerdo a nuestra visión de país, son considerar cotos de poder individuales, recordemos además, que existe un mercado negro de concesiones que aprovecha los beneficios, formales o informales, del uso agrícola, que instrumentos económicos se deben crear para la utilización eficiente del agua, y no por cuotas sin control.
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