Estrategias de campaña

Con una cierta regularidad, los principales medios de comunicación han dado a conocer los resultados de los estudios de opinión más recientes de las candidatas y el candidato a la presidencia de la república, donde el principal cambio es que prácticamente no hay cambios.

Ya me he referido en otras ocasiones al tema de la estrategia y en esta ocasión utilizare un símil para evidenciarlas; Claudia Sheinbaum nada de muertito tratando de no hacer olas ni salirse de su guion, por su parte Xóchitl Gálvez nada sin técnica y con mucha desesperación, eso si, grita y grita a Claudia que ya la va a alcanzar y el papel de Jorge , que es meramente testimonial. 

Morena apuesta a la campaña de 90 días partiendo con una enorme ventaja a favor de su abanderada presidencial; de ahí que tanto el PT como el PVEM se hayan sumado gustosos a la coalición, porque saben que los dividendos que obtengan no los podrían obtener por si solos, ambos tienen derecho a postular candidatos que por sí mismos no ganarían, pero que bajo el impulso de morena seguramente alcanzarán escaños, donde realmente pueden ser útiles para el partido en el poder. 

Se trata como se aprecia de una estrategia arriesgada, pero que tiene sus fundamentos en los 3 factores que realmente le dan forma al voto morenista: la alta aprobación del presidente AMLO, luego el ejercicio de los programas sociales y su efecto entre los electores de menos escolaridad y menos ingresos que claramente apoyan al partido en el poder y finalmente bajo estas premisas el efecto del voto en cascada, que en otras palabras ratificará la necesidad de continuar con este grupo en el poder para darle viabilidad al legado histórico de la 4T y garantizar al mismo tiempo el uso de dichos programas sociales.

Estadísticamente el gran universo de este perfil de electores ronda entre el 60% y 70% de los mexicanos, de tal suerte que mientras que el oleaje de la oposición no saque de su punto de equilibrio a Sheinbaum, ella podrá seguir presumiendo un perfil de presidenta y no de candidata; esto es fácilmente apreciable en su propuestas de gobierno que descansan en un sólido texto de 381 páginas, disponible desde el inicio de la campaña en https://claudiasheinbaumpardo.mx/ .

En tanto que la principal candidata opositora, es evidentemente victima de las improvisaciones y cada determinado tiempo también de las ocurrencias. En su pagina de internet https://xochitlgalvez.com/ no hay un documento tan solido como el que presenta su principal contrincante, tampoco se advierte un cambio sustantivo en la diferencia en las encuestas, donde el discurso opositor advierte que no es de dos dígitos la diferencia, sino de 6 a 8 puntos.

¿Qué tendría que suceder para que las cosas cambiaran dramáticamente? lo que dice el librito es que los escándalos forman parte de esta campaña negra y seguirán apareciendo, sin embargo, como quedó demostrado con la campaña en redes de “narco-presidente”, el efecto fue imperceptible en la calificación del presidente.

Tendría que sobrevenir algo distinto a lo que presenta Loret de Mola reiteradamente sobre el supuesto clan de negocios que tienen los hijos del presidente, que hasta el momento tampoco ha impactado sensiblemente en favor de Xóchitl, aún faltan más de 60 días de campaña y seguramente pronto vendrá el ataque a Claudia, pero, ¿cuáles son los alcances previsibles cuando el país ya se encuentra tan polarizado como lo estamos ahora?

En estos momentos Xóchitl ya tiene a la clase media en la bolsa, pero fue muy evidente su desesperación frente a los empresarios y necesita tanto de su dinero como de su apoyo, pero como reza el viejo principio del capitalismo; “el capital no tiene amigos, tiene intereses” y luego de casi un sexenio con el presidente que fue acusado de ser “un peligro para México”, que fue vaticinado por convertir a nuestro país en “Pejezuela del norte “, no se les ve muy interesados en retar a AMLO, que pian-pianito avanza en la consolidación de su proyecto, prácticamente sin oposición alguna.

La oposición institucionalizada sigue sin convencer a los únicos que podrían ayudarlos a ganar; a los apartidistas (aproximadamente 40%) que deciden su voto muy cerca de la jornada electoral y de cuyo perfil nos ocuparemos en otra colaboración.