Jonathan Puga, ejemplo de perseverancia
En las calles de Toluca, Estado de México, el arte vive y respira en las manos hábiles de Jonathan Puga, un maestro artesano de la cartonería cuya historia es un testimonio de pasión, dedicación y la prueba de la que hablan otros maestros artesanos de que se puede fomentar la tradición a nuevas generaciones, toda vez que no forma parte de una familia que se dedique a esto.
Jonathan Puga, ejemplo de perseverancia
Desde sus humildes comienzos, Jonathan mostró un talento innato para crear belleza a partir de materiales simples. Autodidacta por naturaleza, sus primeros intentos en la cartonería fueron experimentos en su hogar, donde transformaba trozos de cartón en pequeñas obras de arte. Sin embargo, fue su encuentro fortuito con un grupo de artesanos locales lo que encendió la llama de su vocación.
“Mi caso particular es un poco curioso ya que yo no provengo de ninguna familia de artesanos, sino que todo lo que he aprendido ha sido por el contacto con otros artesanos que han tenido la oportunidad de abrirme las puertas de sus talleres”, mencionó.
Inspirado por la tradición y la destreza, Jonathan se sumergió de lleno en el mundo de la cartonería. Aprendió técnicas ancestrales, desde el modelado hasta el pintado, perfeccionando su arte con cada obra que creaba. Su dedicación y talento no pasaron desapercibidos, y pronto se convirtió en un referente en su comunidad.
“Es muy gratificante que las instituciones de tu estado o de municipios te reconozcan luego de varios años en esto, que inclusive otros estados busquen tu trabajo, es muy gratificante la verdad, de hecho, es la razón por la que empecé a hacer eso y hasta el momento es algo muy bueno”, mencionó.
El mexiquense aprendió el arte de maestros artesanos que compartieron sus conocimientos, así como de su interés por aprender nuevas técnicas
Pero el camino hacia el éxito no fue fácil, Jonathan enfrentó numerosos desafíos, desde la falta de recursos hasta el nulo reconocimiento. Sin embargo, su determinación y amor por su oficio lo llevaron a superar cada obstáculo en su camino. Con cada dificultad, encontraba una oportunidad para crecer y mejorar, convirtiendo cada tropiezo en un peldaño más en su ascenso hacia la maestría.
Con el tiempo, Jonathan se ganó el respeto y la admiración de su comunidad, así como de aquellos fuera de ella. Sus obras comenzaron a exhibirse en galerías y ferias de arte, atrayendo la atención de coleccionistas y críticos por igual. Su estilo único y su habilidad para capturar la esencia de la cultura mexicana en cada una de sus creaciones lo distinguieron como un verdadero talento en el mundo de la cartonería.
“El mayor reto desde el principio fue tratar de vivir de la artesanía y la pandemia, ya que tuvimos que hacer una pausa y dedicarnos a otra cosa. De por sí la cartonería se trabaja por temporadas, yo normalmente trabajo más en fechas de día de muertos y en semana santa, por los judas, aunque eso no quiere decir que no se pueda hacer todo el año”, comentó.
Arte contemporáneo
Hoy en día, Jonathan Puga continúa desafiando los límites de su arte, explorando nuevas técnicas y materiales para llevar su creatividad al siguiente nivel. Su taller es un crisol de ideas y talento, donde colabora con otros artistas locales para crear obras que trascienden fronteras y culturas.
Su esencia en la cartonería se percibe diferente, quizá por su formación, pues en sus piezas se notan algunas imágenes que evocan a la caricatura, no solo las de televisión, sino que caricaturiza diferentes personajes, populares y tradicionales, siendo los luchadores uno de sus grandes “sellos”.
“Básicamente se usa cualquier tipo de papel y engrudo, que es un pegamento natural. La creatividad y el talento influye mucho en los maestros artesanos.
Forjando arte en cartonería desde el autodidactismo
Al igual que como yo he aprendido trato de compartir lo mucho o poco que sé y algunas personas que sí lo han tomado e incluso hay quienes sí se han dedicado a la cartonería y la verdad eso sí lo considero también un gran logro”, señaló.
Para Jonathan, la cartonería no es solo un oficio, es una pasión que lo impulsa a seguir creando y compartiendo su arte con el mundo. Su historia es un recordatorio de que, con determinación y dedicación, cualquier sueño, por más humilde que sea, puede convertirse en una realidad extraordinaria.
Desde su modestia, aún no se considera un maestro artesano, por lo que busca seguir forjando su camino, mejorar sus piezas y tratar de ayudar a nuevas generaciones a que se animen a formar parte de este “mundo” fantástico, aún sin tener las bases de un legado.