José María Coss (Primera de dos partes)

Con singular alegría

Me imagino a José María Coss, solitario, arropado en sus ideas, para después transferirlas a ideales, por entre las veredas de una tierra que pensada, hizo suya. Porque no se necesita nacer en este estado, para sentirlo. Afianzarse a él y crecer. Convertir sus puntos de vista, en fracción participativa indiscutible de un batallar histórico, en la búsqueda de su verdad, que ha permanecido a lo largo de tiempo y circunstancia.

Y este Antiguo Real de Sultepec era caminado mil veces, y encontrado otras tantas. Y cuando José María Cos, decidió hacer un periódico, pensó en esta tierra Y con su propia imprenta, y con su estilo peculiar, de hacer el trabajo con la inteligencia, la memoria, el compromiso, elaboró con propia mano los caracteres de madera para la tipografía de “El Ilustrador Nacional”.

Cuántas sensaciones acurruca esta tierra. Cuántos ensayos para transformar el pensamiento en la verdad y así decirla al mundo. Cuánta facilidad para ser honesto. Defender su causa y erigirse en el creador de la primera imprenta que hubo en la entidad. Tierra que hizo suya en la estrategia de la lucha con base al trabajo y la voluntad.

Y así la historia registra a Coss, como el primer periodista insurgente, sacerdote él, ideólogo, político, periodista, hombre. Imprimió con tintas para teñir rebozos y usó como prensa las enpuntadoras para apretar telas. Y resulta que en esta proeza, periódico en mano, habilidad de convencimiento, lucha por el ideal, Cos compartió créditos con tres titanes: Andrés Quintana Roo; Leona Vicario e Ignacio López Rayón.

Otro periodista, Alfonso León García, investiga, aboga, pelea, defiende hace 25 años, que a Cos se le reencuentre. Mérito indiscutible Y así se ha hecho, y se hará.

Vino de Zacatecas un día e ingresó al seminario Tridentino de Guadalajara. Allí se tituló en teología. Caminó el país, a través de ser párroco en Zacatecas, en Jalisco y en la Capital del país.

Y allí, sin intimidaciones, se unió a la insurgencia. Formó parte de la tropa que los historiadores han llamado “Los dolientes de Hidalgo”, es decir, sus vengadores.

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Poco después la imprenta se modernizaría, con ayuda del grupo liberal de los pudientes de la Ciudad de México, llamado “Los Guadalupes”. A lomo de mula, burlando vigilancia, hicieron llegar la imprenta a Sultepec.

Con ese precario equipo, el doctor Cos agregó otra fuerza más a la Revolución de Independencia:  fortaleció el movimiento con el arma de las ideas escritas.

En buena parte de su vida, el doctor José María Cos deja el sello de guerrillero Social, y aquí en Sultepec, se convierte en luchador por la libertad con la palabra escrita; hace periodismo político y, de paso, deja como instrumento a la cultura, la imprenta que alzó voces de justicia.

Ahora sabemos que la lucha por la libertad de prensa, lleva más de tres siglos. Reconocemos que es un derecho universal que debe respetarse porque la lucha de ideas es lo que ha ayudado al mundo en su proceso de cambio.

Hoy no recordamos a José María Cos por mero formulismo. Lo hacemos, con el compromiso de recoger sus lecciones y defender los valores por los cuales luchó: democracia e independencia, y en el centro de los mismos: la libertad de expresión.