Karla Zárate desnuda las pasiones del ser humano
Lee tu cuerpo, analízalo y este te revelará secretos. Es probable que tu piel sea una fuente inagotable de historias que alguien más quiere leer en privado.
Karla Zárate desnuda las pasiones del ser humano
La editorial Gato Blanco pública [De] Mi piel y otros cuentos, de Karla Zárate. Son 20 historias que van desde el romance trágico en el que un dedo y un triángulo amoroso rebasa los límites y se convierte en una obsesión; sí ese dedo que en ocasiones lo ocupas para explorar a tu semejante.
En las páginas también somos testigos de esas picaduras de mosquitos, pero aquí se convierte en una adicción por la sangre.
“Estos cuentos están escritos durante la pandemia en la que bueno, era una época de mucha introspección, en la que yo pasaba muchísimo tiempo sola y me puse a escribir cuentos breves, pero que hablan de algo muy íntimo. Quizás sea mi obra más íntima en la que me destapo”.
En el texto, Karla Zárate recorre todo el organismo. En cada cuento nos sumergimos en el corazón, los pulmones, todo lo que no vemos, pero nos hace sufrir, dolores o sensaciones que en ocasiones disfrutamos.
Zárate aseguró que los textos fueron escritos durante la pandemia.
La autora va dibujando una metáfora con los órganos como algo que puedes entregar o comer.
“José Bernal, director de Editorial Gato Blanco, que es una editorial joven y arriesgada, pareciera que ordenó los cuentos de una forma que tienen un hilo conductor porque yo los tenía sueltos, sin orden. Y creo que ese hilo conductor es la piel y es el cuerpo que bueno para mi forma de pensar o de sentir funciona como frontera.
“Es un límite ¿qué es esto que tenemos adentro? ¿Qué es esto que se percibe desde afuera? Creo que por ahí va mi interés, de ver qué somos como ser humano con un cuerpo muy extraño, porque a mí me parece a veces rarísimo habitar un cuerpo que no necesariamente siempre lo siento como mío y que incluso es complicado. Somos complicados, problemáticos con nuestro mismo cuerpo y llegamos al grado de flagelarlo al no cuidarlo. Pienso mucho en la flagelación psíquica”, expresó.
Dentro de los relatos cortos hallamos Archivo de aromas, la historia profundiza en el tamaño de la nariz, la protagonista cuenta que es algo que llama la atención cuando observan su rostro y resalta la descripción de los olores y cómo los percibe. Zárate traza imágenes mentales de la protagonista y del lector cuando el personaje olfatea las sábanas que le recuerdan a su infancia.
Y en lo sexual, recorre el cuerpo de su interés amoroso explicando detalladamente la explosión de aromas que recuerda con cada parte de su cuerpo.
Fragancias, olores, es cuando todos se atreven a decir, ese olor me recuerda a ella o a él.
“Siempre he pensado en algo muy paradójico que tiene que ver con el cuerpo. Está el cuerpo que yo tengo, este que tú ves, caminando, haciendo cosas; está el cuerpo que yo imagino que tengo y que no muchas veces concuerda con el que otros ven. Está el cuerpo que los otros ven que ese sí yo no tengo ni idea cuál sea.
“Entonces esos cuentos justo refieren a eso, a lo sensorial. El primer cuento trata de una chava que conoce a un hombre en una cafetería donde comen y la chava tiene un poco de frío. Se van a un hotel y ni siquiera se dicen sus nombres ni la edad y lo que hace ella es quitarle la piel a este hombre que lo pinta como alguien muy grande, ancho, alto y su curiosidad está en ponerse la piel del otro.
“Entonces le va quitando la piel con muchísimo cuidado casi después del apareamiento porque ella lo narra como muy animal y se cubre de la piel del otro y entonces ella sale a caminar y hace frío, pero ella ya no siente el viento helado porque está cubierta con la piel del otro y si lo ves aparte son cuentos de alguna manera de terror”, responde.
Y es verdad, entre las líneas encuentras autofagia, tema que explora en una mujer que se come a sí misma y va parte por parte cuando todo empieza a través de un pedacito de uña que se come.
“Quien no se toma parte de sí mismo está mintiendo. En el lejano oriente hay un restaurante para comer carne humana y resulta que pues los que se van a morir lo dejan estipulado, así como cuando donas los órganos, ellos dejan por escrito que venden su cuerpo para ser comido”.
Toma [De] Mi piel y otros cuentos de Editorial Gato Blanco y descubre que morderte una uña, oler a tu pareja o incluso besar a un bebé puede llevarte a cometer una locura.