La cartonería, además de un oficio, un arte que surge de la tradición y memoria

La cartonería, además de un oficio, un arte que surge de la tradición y memoria

La cartonería, además de un oficio, un arte que surge de la tradición y memoria

La cartonería, sigue la tradición creativa a partir de materiales sencillos.

Brian Prado
Noviembre 1, 2025

En Tepotzotlán, la cartonería no es solo un oficio; es un lenguaje que conecta generaciones y mantiene vivas las tradiciones del Día de Muertos. 

El papel que moldea la memoria de los muertos

Nancy Chávez y su esposo, Gabriel Granados, llevan más de veinte años transformando pedazos de cartón en figuras que van desde catrinas y calaveras hasta diseños originales que mezclan lo tradicional con un toque “de terror”. 

Cada pieza refleja paciencia, imaginación y un profundo respeto por técnicas que han pasado de mano en mano durante décadas. Durante las celebraciones, sus creaciones se convierten en protagonistas de ofrendas monumentales y desfiles, donde los símbolos cobran vida y el color invade las calles del municipio.

El inicio de cada pieza

Antes de tocar el cartón, la idea surge de la memoria y la tradición acumulada durante años de trabajo. Los primeros trazos se hacen en la imaginación, visualizando cómo cada figura tomará forma y vida.

“Primero hacemos un molde con lajas de cartón, la imaginación es lo que más nos guía, ahí vamos viendo cómo va a quedar, y después le damos forma capa por capa. No es solo juntar pedazos, es pensar cada detalle y ver cómo se va a sostener, porque si no, no aguanta”, comentó.

Cada pieza se construye lentamente, con un trabajo meticuloso que exige paciencia y precisión, cuidando cada detalle antes de pasar al siguiente paso. Desde el “salto al vacío”, cuando la imaginación y la inspiración aparecen, el trabajo comienza a realizarse a través de moldes y capas.

“Lo que más se necesita es paciencia, porque trabajamos por capas, se hacen los moldes, se espera a que se seque una, luego la otra, cada una tiene que secar muy bien antes de desmoldar y unir las partes. Si apuras el trabajo, se rompe o pierde la forma, entonces hay que esperar y seguir despacio, porque es mejor perder un día que tener que rehacer todo”, recordó.

Acabados y color

Una de las características que distingue sus piezas son los acabados, donde la textura se convierte en un elemento más que habla por sí mismo. Cada relieve y cada capa especial buscan dar profundidad y movimiento a la figura.

“Parte de nuestro sello son los acabados, hacemos una capa especial para jugar con las texturas, que se vea diferente, que tenga relieve, como si cada pieza tuviera vida propia. Nos gusta que la gente la toque y vea que hay algo más que la pintura”, señaló.

La pintura con acrílico es un momento en el que la tradición se une con la creatividad y el simbolismo.

“Se pinta todo con acrílico, ahí es donde le damos el color que queremos, podemos poner tonos muy vivos o algo más oscuro si queremos que dé un poquito de miedo. Cada color tiene su significado, y eso lo respetamos, porque no es solo bonito, es simbólico”, comentó.

Tradición y preservación

Tepotzotlán ha sido históricamente un espacio donde la cartonería se manifiesta con fuerza, sobre todo en las fechas de Día de Muertos. Sus creaciones forman parte de ofrendas monumentales que llenan de color y vida las plazas, invitando a locales y visitantes a sumergirse en la tradición.

“Aquí la cartonería se trabaja mucho, sobre todo en fechas de Día de Muertos, es cuando más resalta esta tradición que tenemos porque además de hacer piezas, se suelen armar ofrendas monumentales, y la gente viene a verlas y participar. Es bonito ver cómo algo que empezamos en la casa se vuelve parte de toda esta celebración”, recordó.

En sus inicios, la cartonería no tenía la visibilidad que hoy posee. Poco a poco, las piezas fueron encontrando su lugar en desfiles, ofrendas y festivales, consolidándose como un movimiento cultural que sigue creciendo.

“Hace años, la cartonería no era tan conocida o relevante para las personas, pero con el tiempo nos hemos vuelto parte de las celebraciones, desde las ofrendas hasta los desfiles. Yo siento que esto ya es un movimiento, porque cada vez más gente se interesa y participa, y eso nos da gusto”, comentó.

El trabajo no busca solo la estética, sino también preservar un legado cultural profundo.

“No solo buscamos que la gente conozca la técnica, sino también el valor cultural que tiene, porque esto es un oficio antiguo, lleno de historia, y es importante que no se pierda. Queremos que los niños y jóvenes vean que esto es más que papel y pegamento, es memoria y tradición”, señaló.

Cada figura creada es un puente entre el pasado y el presente. Los colores, las formas y los detalles narran historias que conectan a la comunidad con sus raíces y con quienes ya no están.

“Cuando hacemos una pieza pensamos en lo que representa, en el respeto a los muertos y en la alegría de la vida. Cada figura tiene un mensaje, un color, una forma que cuenta algo, y eso es lo que queremos que la gente vea”, comentó.

El proceso artesanal combina técnica y creatividad desde el molde hasta los detalles finales, asegurando que cada pieza mantenga su integridad y simbolismo.

“Se empieza con las cajas de cartón, después se van haciendo capas hasta que la pieza toma forma, cada capa tiene que secar, y al final se desmolda con cuidado. Luego viene el acabado, la pintura y los detalles, y solo así queda lista para exponerse o formar parte de una ofrenda”, recordó.

Con los años, su trabajo ha logrado reconocimiento más allá de Tepotzotlán, participando en festivales, exposiciones y celebraciones que valoran la creatividad y la tradición.

“Nos da gusto ver que la cartonería crece, que más gente la valora y que no se pierde. No solo se trata de hacer figuras bonitas, sino de hacer algo que se pueda quedar con la gente, que la haga sentir orgullo. Yo creo que todos los artesanos somos apasionados y eso es lo que nos motiva a seguir todos los días”, señaló.

Cada molde, cada capa y cada pincelada mantienen vivo un lenguaje ancestral que celebra la vida y la muerte, un testimonio de la cultura mexicana que encuentra su expresión más colorida y respetuosa en Tepotzotlán.

Para ellos, el Día de Muertos es la manifestación más visible de su labor: ofrendas monumentales, figuras que llenan de color las plazas y desfiles donde tradición y creatividad se entrelazan. Gracias a su trabajo, la cartonería sigue siendo un puente entre generaciones y un recuerdo tangible de la memoria colectiva.

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