La Mujer y sus paradigmas

Con singular alegría

Cuando se hace análisis de género, existen dos paradigmas dentro de cualquier organización: el de la teoría clásica, y el de la teoría científica. Entonces, hay que buscar desde la estructura de género, cuál es el ideal de paradigma dentro de estos dos. Esto desde el punto de vista de género. No se puede estar pensando sólo en hombres, ¿por qué no toman el punto de vista de género?

En el ámbito laboral se acepta a un trabajador –hombre o mujer- con las características suficientes para poder desarrollar el trabajo que está establecido. El problema es que se hace a un lado al trabajador mujer porque se presume paradigma- que es diferente en sus condiciones sociales, políticas, educativas y culturales al hombre. Porque el rol que se ha dado para las mujeres es el de ser amas de casa y criadoras de sus hijos.

Por eso no hay lugar dentro de los paradigmas de la administración. La organización es una modalidad de la administración para la mujer. El paradigma de la administración se puede incorporar la diferencia de género en la administración general.

En síntesis, detrás de un modelo ideal de paradigmas no debería de estar un hombre, sino un ser humano impersonal, entregado a la empresa y desligado a la familia: éste debe ser el máximo exponente de la organización.

¿Por qué no volteamos el sartén y pensamos que todos los programas establecidos para la mujer desde el gobierno y organizaciones no gubernamentales, deben ser entendidos desde la perspectiva de género? Pensar: ¿qué les podemos nosotros dar a ellas? ¿Qué es lo que necesitan de nosotros y no nosotros de ellas?

Esto viene arrastrándose hace años, de culturas orientales y occidentales y en este momento está inserto dentro del marco de la globalización. Es increíble que en este momento de vida, en pleno siglo XXI, algunas mujeres en Afganistán estén siendo matadas por no reunir los paradigmas establecidos alrededor de los hombres Talibanes que expresan su furia por querer quedar bien con un Dios que creen tener y conocer. Otras costumbres. Otras ordenanzas.

Para muchas culturas, la mujer está en su casa y es la variable únicamente de reproducción social. El hombre es la variable de la organización económica, de la producción.

La mujer es distinta en las culturas. En los judíos, es más la base de la idealidad. Así, las mujeres determinan la pertenencia al clan. Eso es un producto ideológico, de su tiempo: el patriarcado.

La ideología, es decir: esto es científico y lo tomo en cuenta. Pero también podemos decir: esto no es cierto. Proponer y tratar de entender que una nueva verdad que es conocida durante siglos y no mencionada, es que estas mujeres no están capacitadas: la ausencia del no saber es un producto social. Tampoco están educadas sino sólo para hacer su rol de reproductoras sociales. Y esto obedece a principios distintos, a distintos productos de culturas locales.

Hay cuestiones que no sirven para lo inmediato. Pero conocerlas sirven para tratar de entender el lugar en donde estamos parados y con qué técnica lo estamos haciendo. La idea es que, como cualquier instrumento del conocimiento, pueda tener un espacio en nuestras vidas y aprendamos a usarlas. (Continuará)

gildamh@hotmail.com