Libros de texto, ¿los adecuados?
La educación, uno de los pilares más significativos de una sociedad, se encuentra en una encrucijada a pocos días del inicio del ciclo escolar 2023-2024. La inseguridad y confusión que envuelven la distribución de los libros de texto gratuito no son solo un obstáculo logístico, sino que desnudan las fisuras del sistema educativo nacional, donde decisiones políticas parecen eclipsar el verdadero propósito: la formación integral de los estudiantes.
Los errores evidentes en los libros de texto, las críticas de especialistas, han hecho que varios estados decidan no distribuirlos. En Nuevo León, la decisión de retrasar la entrega de los libros de la SEP y en su lugar distribuir textos con «sello Nuevo León» es un gesto preocupante. Si bien el fortalecimiento de habilidades de lectoescritura y matemáticas es esencial, es vital que se haga sin sacrificar el contenido unificado y aprobado a nivel federal.
Por otro lado, Jalisco y Coahuila, con su postura de detener la distribución hasta que se resuelvan cuestiones judiciales y administrativas, dejan en claro que la educación es víctima de decisiones políticas y legaloides.
La situación en Yucatán es un reflejo similar: libros resguardados en bodegas esperando el visto bueno federal, mientras el tiempo avanza y el inicio del ciclo escolar se acerca.
La solución propuesta por la SEP, de recurrir a materiales del ciclo anterior, es una medida paliativa que no resuelve el núcleo del problema. Es cierto, es mejor que los estudiantes tengan algún material de estudio que ninguno, pero, ¿no merecen nuestros niños y jóvenes tener acceso a la educación más actualizada y completa posible?
Tanto el gobierno federal, que trae una nueva propuesta, como los gobernadores, deben ponerse de acuerdo para que sea una educación unificada, pero además no ser rehén de decisiones políticas. Es esencial que las autoridades correspondientes resuelvan este conflicto de manera urgente, poniendo siempre en el centro el bienestar y la formación de los estudiantes. No podemos permitir que el futuro de México sea víctima de disputas, incluso electorales.
Es claro que se requiere un cambio en el sistema educativo, porque no hemos tenido el mejor. Pero lo es también que no en estas circunstancias ni frenando, ni polarizando la educación. Ojalá entren pronto en razón.
DB