Los motivos del INE
Observatorio Electoral
El proceso para designar a la nueva consejera presidenta del IEEM ha terminado. Amalia Pulido fue elegida de forma unánime por el consejo general del INE. Egresada de la UAEMÉX con excelentes notas, estudió sus posgrados en los EU. Complementó su formación en El Colegio de México y hasta el 30 de junio trabajó en el CIDE.
Para llegar al cargo tuvo que recorrer un largo camino. Aunque no se le deben regatear méritos académicos previos, apenas fue el séptimo lugar en el examen de conocimientos y fue una de las tres finalistas que obtuvo una calificación no idónea en su ensayo. Sin embargo, eso no fue obstáculo para que, según los evaluadores, la valoración curricular y su entrevista fueran mejores que las de las otras nueve aspirantes.
Algunas de las calificaciones obtenidas por Amalia Pulido llaman la atención. Una cuidadosa revisión de las cédulas de entrevista revela que, con menos de tres años de experiencia en el CIDE y sin ocupar nunca un cargo directivo, se le asignaron más puntos en “historia profesional y laboral” que a la segunda mejor evaluada, Guillermina Díaz, quien lleva 26 años en la UAEMÉX y ha ocupado cinco puestos de alto nivel. También se le asignaron menos puntos a otra de las finalistas del concurso anterior, Claudia Valdés, quien lleva 13 años ocupando cargos directivos en el INE, a pesar de lo cual recibió calificaciones más bajas que la ganadora en casi todo. Solo superó a Pulido en experiencia electoral, lo cual era inocultable.
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Las ganas de ayudar a Pulido fueron evidentes. Un ejemplo es el de “actividades cívicas y sociales”, un rubro en donde ella no reporta nada en su currículum del INE o del CIDE. Mientras que Martín Faz no vio esas actividades y le asignó cero de calificación, Roberto Ruiz y Claudia Zavala sí le dieron puntos. La sobrevaloración fue clara en aspectos como el de “apego a los principios rectores”, donde le asignaron un puntaje cercano al máximo, incluso más que a la vocal que trabaja en el INE, a pesar de que Pulido carece de experiencia electoral para demostrarlo. El objetivo era facilitarle el camino a la presidencia del IEEM.
Salvo una leve crítica al concurso por parte de Carla Humphrey, en el sentido de que el modelo parece agotado, los demás prefirieron el discurso optimista de siempre, incluso autocomplaciente. Hablaron de un proceso sin injerencias, sin reconocer que en este concurso y en el de otros estados pesaron más las presiones de los gobernadores que los méritos de las aspirantes, a pesar de que Dania Ravel haya dicho lo contrario.
Detrás de este nombramiento también hay una red de relaciones políticas, que pasan por el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (dirigido por Bernardo Almaraz) donde trabaja el hijo de un ex gobernador y dos personas más de apellido Camacho; El Colegio Mexiquense (que preside César Camacho) y la oficina del gobernador mexiquense (en la cual estuvo Almaraz) quien de inmediato felicitó a Pulido por la designación. Además, existe la versión de que Ciro Murayama visitó el Palacio de Gobierno, para negociar un nombramiento que evitara el escenario inédito de un tercer concurso desierto, que hubiera dejado muy mal parado al INE.
¿Este apoyo político y la unanimidad acrítica del consejo general del INE serán suficientes para fortalecer a la nueva consejera presidenta y la autonomía del IEEM? No parece que sea así. Será necesario que Amalia Pulido demuestre en los hechos su imparcialidad e independencia frente al gobierno estatal. Al tiempo.
TAR