Migrantes se niegan a ir a refugios y pasan una muy helada Navidad

Una muy fría Navidad pasaron 500 migrantes que se negaron al traslado a refugios en Matamoros y durmieron en las márgenes del Río Bravo sin importar las bajas temperaturas que ocasionó el frente frío número 19 a la región.

Diego Asunción, originario de Venezuela, junto a su casa de campaña cubierta con plásticos, puso un viejo pino de navidad que se encontró en la basura y con otros extranjeros pasó la Nochebuena y primeras de la Navidad escuchando música en una bocina.

“Si no fuimos al albergue es porque no traemos niños, pero la mayoría se fue porque son familia y lo entendemos, yo me quedé porque iba a volver y no tener casa, o se la lleva el aire o se la llevaban alguien”.

Desde el viernes, cuando unos 2 mil migrantes salieron en camiones desde bordo del Río Bravo, disminuyó la aglomeración en el campamento, ya que la mayoría de los extranjeros se concentró en refugios temporales habilitados en Alberca Eduardo Chávez y Auditorio Mundo Nuevo que se reportaron al tope de su capacidad.

Con menos personas, fueron escasos los apoyos que llegaron al campamento, grupos de voluntarios se acercaron con cobijas, pan de dulce y café, también algunos juguetes para los pocos niños que viven a unos 150 metros del Puente Nuevo Internacional.

Unos mil 500 migrantes saturaron el auditorio Mundo Nuevo donde recibieron alimentos y atención médica por parte del gobierno municipal, pero también dulce y juguetes a los pequeños que desde corporaciones como la policía Estatal o agrupaciones religiosas les llevaron antes de la Nochebuena.

Celebran Navidad en albergues

Tras huir de la violencia en su pueblo en Guatemala, pero sin poder unirse a sus familiares en California por las restricciones estadounidenses de asilo, una familia de 15 personas se unió a una vigilia organizada por el albergue donde se están quedando justo al sur de la frontera.

El servicio religioso en la pequeña iglesia metodista del refugio Buen Samaritano no se compara con las largas celebraciones navideñas que disfrutaban en Nueva Concepción. Allí había fuegos artificiales, tamales de puerco y procesiones donde cantaban y portaban una estatua de la Virgen María desde la iglesia hasta cada vivienda.

“Sí está difícil dejar esas tradiciones atrás, pero se tenía que dejar por lo mismo”, declaró Marlon Cruz, de 25 años, quien era agricultor de yuca y plátanos en Guatemala. “Cuando vas de casa en casa y escuchas disparos, por eso nos quedamos en la casa encerrados”.

TE RECOMENDAMOS: Operativo Nevado de Toluca otorga atención médica y de rescate en esta primera nevada

Decenas de miles de migrantes que huyeron de la pobreza y la violencia en sus países, pasaron la Navidad en albergues atestados o en las calles de poblados de la frontera, donde muchos suelen ser víctimas del crimen organizado.

DMM