Niños de crucero no tendrán festejo, su vida estará entre parabrisas y malabares

Niños de crucero no tendrán festejo, su vida transcurre entre autos; entre el trabajo y la lucha por sobrevivir en las calles de Nezahualcóyotl. Son niños que trabajan en los 50 cruceros más concurridos de esta ciudad, limpiando parabrisas y llantas, haciendo malabares o vendiendo cigarros y dulces.

«Desde chiquita vendía pepitas y dulces, pero ya llevo un año limpiando parabrisas, trato de ayudarle a mi abuelita porque fue ella quien me crío, porque mi mamá me abandonó desde que nací», relata «La China» una pequeña de apenas 10 años, quien cursa el quinto grado de primaria en la Escuela “Estado de Oaxaca» y quien divide su tiempo entre la escuela y el trabajo.

Arturo Hernández Rosales, presidente del Comité de Vecinos Tequio, quien desde hace más de 20 años brinda apoyo a personas que laboran en los cruceros estima que actualmente 500 personas se ganan la vida en estos sitios y de ellas más de 50 son niños.

Foto: Miguel González

Niños de crucero no tendrán festejo

«Muchos de los adultos que trabajan en los cruceros comenzaron desde niños, ellos han crecido allí, y desde entonces ellos son invisibles para las autoridades, ningún gobierno federal, estatal o municipal se ha preocupado por apoyarlos, por eso es que son muy vulnerables a otras situaciones como la violencia o las adicciones», explicó.

Muchos de estos trabajadores, incluidos algunos niños, no tienen casa, asegura Hernández Rosales, por ello viven en las calles.

«Si bien les va al día pueden sacar hasta 300 pesos, pero en promedio ganan 150 pesos, pero eso apenas les alcanza para sobrevivir porque ellos comen en la calle, tortas, tacos o lo que encuentren cerca, porque no tienen una casa donde puedan prepararse una sopa o un guisado», expuso.

A su corta edad «La China ha enfrentado problemas de salud, carencias, malos tratos y hasta humillaciones por parte de automovilistas «hay personas muy groseras, que te gritan, te dicen ‘ya te dije que no’ y te avientan el carro».

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Así es la vida de «La China»

Y en la escuela el trato no es mejor «me dicen cosas muy feas, me ponen apodos por el problema de mi ojo, por eso yo quiero estudiar y ayudar a otras personas para que no sufran lo que yo estoy sufriendo» afirma la menor, quien padece debilidad visual en un ojo.

Pero los diez años de trabajo, carencias, y malos tratos no le han arrebatado a «La china» su fortaleza y generosidad.

«A la china la conoce mucha gente porque es buena niña y veces le regalan comida de la que sobra en una fonda, y ella lo que hace es llevarla a los cruceros para compartirla con sus amigos, ahí mismo hacen una fogata y se ponen a comer», refiere Arturo Hernández.

Para estos niños el 30 de abril es un día de trabajo, de una batalla más en el que, armados con esponjas, gomas, agua y jabón o con un mechudo, una caja de chocolates, chicles o cigarrillos esperan ganar lo necesario para comer y llevar algo para sus familias.

TAR