Nueva Alianza, la quiebra de otra franquicia

La historia de Nueva Alianza (NA), y la de otros partidos, es una historia llena de truculencias. El proyecto de crearlo surgió a partir del conflicto de Elba Esther Gordillo con Roberto Madrazo, entonces dirigente nacional del PRI. Después de que la primera abandonó al tricolor, se dedicó a darle forma a su idea original con la ayuda de varios personajes, entre otros algunos consejeros generales del IFE, a los que ella apoyó para llegar al cargo en 2003.

A pesar de que la creación de NA violó disposiciones legales, sobre todo por la incorporación gremial del magisterio a ese partido, el IFE aprobó su nacimiento en 2005. Consejeros como Luis Carlos Ugalde, Marco Gómez A. y Virgilio Andrade fueron claves para lograr el registro.

Nació como un partido magisterial, a pesar de que la ley prohíbe que los sindicatos los funden como una extensión de ellos. Sin embargo, esta violación no ha sido un hecho aislado en el hoy INE. Hay más casos de partidos que obtuvieron su registro al margen de la ley.

El declive de NA se inició con la detención de su fundadora. En febrero de 2013, Elba Esther fue enviada a la cárcel. Así se inició la disputa por el control de ese partido, entre familiares de Gordillo y sus antiguos aliados. Cinco años después de ese hecho, NA perdió su registro nacional. A pesar de eso mantuvo el registro como partido local en varias entidades, entre ellas el Estado de México, en donde ha sido parte fundamental del sistema de complicidades y apoyos al PRI, para mantenerlo en el poder.

Sin embargo, el pastel de poder para repartir fue cada vez más exiguo. Los grupos que lo integran entraron en disputa y se dividieron. En 2021 NA se alió a Morena y mantuvo el registro, pero esto no ocurrió en 2023 cuando volvió a sus querencias y otra vez se alió con el PRI. Esta vez apostó por una alianza perdedora y su votación fue bajísima. El costo de su alianza electoral fue la pérdida del registro como partido político local.

Por esta razón, el pasado lunes 10, el IEEM inició la liquidación de NA Estado de México. La causa fue que apenas superó el dos por ciento de la votación válida, en la pasada elección de gobernadora. Se quedó a casi un tercio de alcanzar el porcentaje requerido por las leyes para mantener el registro legal. A pesar de eso, su representante ante el consejo general, Efrén Ortiz, anunció que impugnará la resolución.

No es extraño que un personaje sistémico como él se aferre al poder. Ortiz es un ejemplo de un grupo de representantes partidistas que durante muchos años han vivido del presupuesto. “El tlacuache” César Garizurieta se sentiría orgulloso de él. Lleva más de 10 años recibiendo cuantiosos beneficios económicos del IEEM, en pago por sus servicios como golpeador al servicio del sistema priista de poder. Durante ese tiempo se ha dedicado a calumniar y a agredir a muchos integrantes del consejo general, especialmente a mujeres.

Sin duda es uno de los representantes que más violencia verbal ha ejercido en la historia del IEEM. Compite con César Fajardo (PRI), Horacio Jiménez (MC) o Rubén Islas (PRD), entre otros, como los representantes que más han recurrido al terror para ganar poder en el consejo general.

Ante la falta de argumentos y razones, Ortiz se ha caracterizado por intimidar a los tomadores de decisiones para conseguir sus fines. Es un mal ejemplo del uso de la violencia y el autoritarismo como formas de hacer política. Ahora que se le acabó el negocio ¿alguien lo extrañará?

DB