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La Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) presentará la pieza Stabat Mater, de Antonin Dvorák, hoy viernes a las 20:00 horas en la Sala Felipe Villanueva y mañana a las 19:00 horas en el Palacio de Bellas Artes, lo que marcará su regreso tras un año a dicho escenario.
La Jornada Estado de México pudo presenciar el último ensayo de la orquesta. Ayer, desde las 11:00 horas comenzaron a llegar decenas de músicos, que formarán parte de la presentación, a la sala Felipe Villanueva.
A la llegada, algunos saludos fraternales y a desenfundar los instrumentos para comenzar a calentar, luego de varios ejercicios apareció el director, Rodrigo Macías, listo para comenzar el ensayo.
Macías se postró en el centro de la sala rodeado de la orquesta, al fondo en la parte de arriba, donde se encuentran unas butacas que asemejan a un balcón, un coro de cerca de 20 integrantes acompañaba la melodía de la sinfónica.
Donde inician las butacas del público, solistas y un cuarteto vocal esperaban pacientes su llamado a “escena”, pasaba uno, luego otro, luego el primero volvía a pasar; había que repetir para cuidar cada detalle.
Dieron las 14:00 horas y casi todos se fueron, menos los violinistas, quienes en algunas partes de la presentación interpretarán en solitario, por lo que había que practicar un poco más. Luego de alrededor de 20 minutos, concluyeron el ensayo.
Tras lo anterior, el maestro Rodrigo Macías señaló que el reto está en la afinación de la pieza, el ensamble del coro con la orquesta y los solistas; además, de la interpretación.
“La música a veces no es difícil tocarla, lo difícil es interpretarla, en este caso con una obra tan grande y encontrarle sentido en su totalidad, pero también con un arco congruente porque hay momentos de mucho dramatismo, pero también de esperanza.
“Uno trata de abordarlo desde su perspectiva porque yo no sé lo que sintió el autor, pero a través de mi experiencia y mi sentir es como trato de desarrollarlo”, detalló.
De acuerdo con lo relatado, El Stabat Mater (Estaba la madre) es un poema devocional dramático de origen franciscano, escrito en latín medieval, que data del siglo XIII. Aborda la mística y poética del dolor de María durante la crucifixión de su hijo Jesús.
A partir del siglo XV hay registro de más de 200 compositores que han escrito sus versiones del Stabat Mater, como Pergolesi, Haydn y Schubert, el compositor Antonín Dvorák escribió su propia versión en 1877 y su obra sirvió para canalizar su propio dolor, ya que, a lo largo de su escritura, perdió de manera repentina a sus tres hijos.
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