Primero definir Modelo, después construir la política hídrica

Ahora, como nunca antes, el tema del agua está tomando relevancia en la discusión pública, foros y universidades, y no es que antes no se hubieran vivido épocas difíciles en materia hídrica en México, en su momento fueron las inundaciones, en otra época las enfermedades causadas por la calidad del agua, eventos de sequía, entre otros.

Pero en la etapa que estamos viviendo, conocida como Antropoceno (era en que la huella de la actividad humana cubre completamente la faz de la tierra), se están mezclando otros factores que abonan a la preocupación: cambio climático, aumento de la producción de bienes de consumo, crecimiento de zonas urbanas, contaminación, etc.

En éstos foros, se plantean soluciones que van desde los más tradicionales, hasta aquellos que ofrecen soluciones innovadoras, en los tres órdenes de gobierno se encaminan programas y proyectos hacia un sentido y otro, en primera instancia, habrá que reiterar que esperar que las mismas propuestas de antaño, solucionen ahora lo que no solucionaron antes es un despropósito.

Respecto a las ideas innovadoras, o a aquellas propuestas que se busquen fortalecer o implementar, ahora sí con decisión, pueden o no funcionar, pues dependen de un proyecto de modelo nacional que construya el entramado de instituciones, normatividad e instrumentos económicos deseados. De no ser así, los esfuerzos serán aislados, en algunos casos remarán contra corriente y en otros será casi imposible de lograr, lo que da la señal de desesperanza en una verdadera solución a corto plazo.

De ahí nuestra insistencia en que es necesario que planteemos el modelo de gestión hídrica que México necesita, por ejemplo, si habremos de mantener la responsabilidad total de la prestación de los servicios de agua en los municipios, pues entonces habrá que trabajar en fortalecer las capacidades de los ayuntamientos, buscar sus formas de financiamiento, etc. Pero si por otro lado, optamos por un modelo que sea regulado por las Entidades Federativas y/o el Gobierno Federal, pues tenemos que hacer cambios normativos y la creación o fortalecimiento de las instituciones encargadas.

Por otro lado, si el agua se considerará como un derecho humano gratuito, o ampliamente subsidiado, habrá que establecer los mecanismos de transferencia de recursos necesarios para la prestación de los servicios. Pero sí habremos de continuar deseando que las cuotas y tarifas cubran los costos de operación, habremos de contar con estructuras tarifarias suficientes, y buscar los mecanismos de apoyo a los municipios donde más de 90% de su población está en situación de pobreza a pobreza extrema. 

Otra decisión más es determinar qué visión vamos a privilegiar, la de la demanda o la de la oferta del recurso, prepararnos para un crecimiento irremediable de las zonas urbanas, o buscar contener el incremento de demanda, tomando en cuenta la disponibilidad y las actividades económicas que se desarrollan en cada lugar. 

Sólo así, con la propuesta de un modelo de gestión sostenible, podemos plantear un gran acuerdo nacional, donde las decisiones se tomen ya, donde las políticas, proyectos y programas estén alineados, sean coherentes y den dirección a los esfuerzos fragmentados que hacen los actuales responsables de la prestación de los servicios.

TAR