Refuncionalizar a los partidos políticos
La política es una tarea compleja y en ella pueden concurrir desde los aspectos más técnicos que se utilizan para el gobierno hasta los más cotidianos, en los que la formación individual de los que participan en la misma puede exhibir sus más bajas pasiones o sus más elevados valores personales. En nuestro país, infortunadamente, los incentivos detrás de la política han estado marcados por antivalores; el enriquecimiento ilícito; el abuso en las funciones públicas que expresa el compadrazgo o la improvisación; el uso clientelar de programas sociales o de recursos públicos que se desvían con el único propósito de acrecentar el poder de quien los manipula. Por eso la política es tan compleja de entender.
Uno de los mejores testimonios es el de Michael Ignatieff quien en su texto “Fuego y cenizas” (2013) describe su experiencia y explica las razones de una derrota de quien se involucra en la disputa por el poder desde la academia. Su texto es al mismo tiempo un llamado para devolver la integridad pública al quehacer político, que un manual desgarrador de quien participa con ingenuidad en una competencia que no respeta reglas ni procedimientos.
Lo anterior viene a colación porque del ambiente que priva después de las elecciones siguen existiendo personajes que denotan lo más ruin de su personalidad y descaradamente exhiben su clasismo e intolerancia frente a lo que consideran una derrota improbable. Y, en el otro extremo hay quienes presumen el éxito de la contienda sin saber bien a bien por qué ganaron. Describir en este espacio las causas es muy complicado, pero, enunciare al menos las más relevantes para volver a ellas más adelante: a) Un gobierno popular. Nadie lo creyó al inicio del sexenio, pero “por el bien de todos primero los pobres” fue mucho más que un eslogan de campaña, se tradujo en políticas públicas de un gran impacto para los sectores más desfavorecidos, ahí hay una primera explicación, nadie va a votar en contra de quién le ha cambiado la vida; b) Liderazgo y narrativa. El peso omnipresente de Andrés Manuel López Obrador podría ser anecdótico o demagógico si careciera de una narrativa basada en compromisos ideológicos de fácil comprensión para su auditorio y de eficacia decisional acompañada de no poca fortuna. Ya Maquiavelo se refería a esa combinación “fortuna y virtù”; c) Políticas públicas eficaces. En un país lacerado por la desigualdad social los apoyos directos que brindó este gobierno han resuelto un problema de consumo en sectores de bajos recursos que han impulsado la economía regional, así como mejorado los ingresos familiares por una vía insospechada, para una familia promedio una beca de jóvenes construyendo el futuro podría representar entre el 40 y el 100% del ingreso familiar, las becas para estudiantes entre la tercer y cuarta parte y la de adultos mayores algo similar, su impacto en la economía cotidiana se tradujo en un reconocimiento público que está fuera de discusión; d) Un cambio de paradigmas. La crisis del modelo neoliberal se ha traducido en todo el mundo en el surgimiento de lideres carismáticos y mesiánicos de diferente índole, para el caso de nosotros el presidente comete el exceso verbal de las fake news todos los días, juega en el límite de la legalidad y es un bullie con sus adversarios, sin lugar a dudas, pero tiene un olfato y un timing político que siempre lo colocó varios pasos delante de la oposición institucionalizada que nunca entendió ni la profundidad de su mandato ni la eficacia de sus políticas. Es probable que el propio gobierno no las haya medido sino hasta los espectaculares resultados de esta elección.
Faltan otras condiciones estructurales que trataré de desarrollar en una segunda parte pero las anoto: la polarización como redefinición de lo político (Laclau); la disputa ideológica entre el neoliberalismo y un gobierno popular con tintes ideológicos ambiguos pero auto-caracterizado de izquierda; el fin de una era en la que al menos cuatro generaciones pueden coincidir en la necesidad de refuncionalizar el régimen de partidos, que no esta tan claro en el discurso pero que será una consecuencia de estas elecciones.
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