Revocación

Sin Titubeos

Mañana será el gran día para el que se ha preparado desde hace varios años Andrés Manuel López Obrador.

Particularmente, desde que asumió la presidencia viene jugueteando todos los días con la consulta de revocación de mandato, como un mecanismo democrático para que los ciudadanos decidan si continúa en el poder o se lo deroga el pueblo bueno.

Que no tiene razón de ser, pues debe cumplir seis años en el poder y ya.

Bueno, ese al menos es el espíritu, en la práctica asistiremos a una jornada donde los seguidores del Presidente votarán por la confirmación o ratificación de su mandato, algo que no está en la ley, pero que está implícito.

Para que tenga validez o sea vinculativa, se requiere que al menos acudan a las urnas 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, más de 30 millones de votos en las urnas, algo que será muy difícil de conseguir por varias razones.

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La primera, indiscutible, es que no se trata de una elección constitucional; históricamente, a las elecciones intermedias siempre llegan menos electores; además, por si fuera poco, inicia el periodo vacacional de semana santa y mucha gente no entiende bien a bien de qué va la consulta y no le interesa.

Mañana será la revocación de mandato

La fiesta de la democracia que se inventó el Presidente para ratificar su popularidad está lista, la mesa está puesta, aunque el mantel se haya ensuciado en el camino o la hayan ensuciado todos los cuatroteístas, ávidos de ganar esta consulta y demostrar que la popularidad del tabasqueño no sólo se mantiene, sino que aumentará.

Dice López Obrador que se trata de entregarle más poder a los ciudadanos, pero bien mirado, lo que hará a partir de ahora, es acortar, disminuir o limitar esa capacidad de decisión de los votantes, porque eligieron a un Presidente por seis años y resulta que a la mitad del camino tendrán que votar otra vez por él. Incongruente. 

Por eso, no se trata de una consulta revocatoria, sino confirmatoria, ratificadora. AMLO juega con su popularidad porque sabe que la tiene, de otra manera jamás se prestaría a este juego “democrático”.

¿Seguirá la democracia?

Por eso sorprende a observadores extranjeros que desde la presidencia de la República se impulse este ejercicio, algo que sólo ha sucedido con los gobiernos de Hugo Chávez, inventor de la figura, en Venezuela, y de Evo Morales, en Bolivia.

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En el caso de la consulta a la mexicana, desde el presidente de la República, hasta el más modesto alcalde, se han encargado de violar todas las reglas electorales.

Sin pudor ni recato político han promocionado la ratificación del mandato en todos los lugares y de todas las formas que se les ha ocurrido.

Es de presumir que lo mismo sucederá en las mesas receptoras de votos mañana.

Los encargados de las casillas podrán despacharse a gusto, como en su momento lo hizo la organización “Que siga la democracia”, que llevó a favor a difuntos y hasta mascotas en una burla del procedimiento.

Sólo habrá representantes de Morena, del PT y Nueva alianza en las casillas; el PAN acreditó a un limitado número, pero el PRI en ninguna casilla.

Así que los morenos podrían atascar las urnas con los más de 30 millones de votos que necesitan. Si pueden con esa movilización.