¿Sabe lo que ven sus hijos en redes sociales?
¿Cuántas horas de la semana pasada usó su celular, su tableta o su Smart TV?, ¿De ese tiempo, tiene un estimado de qué lapso dedicó al esparcimiento en ellos, es decir, a revisar sus redes sociales, enviar memes, ver videos en Youtube, dar “Me Gusta” en Facebook, Twitter, Instagram o TikTok?
Y si estas preguntas las extrapolamos a sus hijos, nietos, o menores de edad que viven en su casa, ¿las podría responder? Y en esta extrapolación agregaría una pregunta más: ¿Sabe lo que ven sus hijos en las redes?
El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) dio a conocer el jueves de la semana pasada el estudio “Las audiencias infantiles y el consumo de contenidos en plataformas Over The Top (OTT)”, que arroja resultados muy interesantes y en algunos casos preocupantes, respecto al consumo de contenidos audiovisuales por parte de niños y adolescentes.
Para nadie es un secreto que la revolución digital transformó radicalmente la forma de comunicarse, pero particularmente, el divertimento a través de contenidos audiovisuales. El surgimiento de youtubers, influencers, tiktokeros se ha multiplicado en el último lustro no importando si lo que transmiten a sus seguidores aporta algo más que entretenimiento.
En este contexto, el documento elaborado por el IFT, de más de 150 páginas, arroja entre otras muchas conclusiones que desde el discurso los padres de familia consultados para el estudio, reconocen tener un sistema personal o tecnológico de control parental, del que se asumen estrictos principalmente entre los más pequeños y más flexibles conforme la edad del hijo avanza, dejando al criterio de los niños la elección de lo que ven.
Para los padres de familia, indica el texto, “la principal preocupación es el tiempo de exposición y no el contenido de lo que ven sus hijos”. En la gran mayoría de las familias estudiadas se delega el entretenimiento a la tecnología y se da poco acompañamiento: niñas, niños y adolescentes acceden solos a una inmensa cantidad de información y desinformación que hay en el ciberespacio.
“El consumo compulsivo de contenidos digitales causa una gran fascinación a las niñas, niños y adolescentes, por lo que tienden a aislarse y mostrar actitudes pasivas y renuentes a realizar otras actividades que perciben aburridas (leer, jugar juegos de mesa, ayudar en las tareas domésticas, etc.) porque no las perciben tan emocionantes como los video juegos o las redes sociales”, establece.
El documento del IFT tiene cuidado en destacar también lo positivo de los dispositivos móviles que ayudan y ayudarán a los niños y jóvenes que por decisión de sus padres continúen sus estudios de manera virtual. Es importante aclarar que el documento no fue elaborado para definir u orientar si las clases deben ser en línea o presenciales.
Otro dato relevante que arroja el estudio es que la exposición constante de contenidos OTT ocasiona una sobreestimación de la dopamina, hormona que entre otras múltiples funciones está relacionada con la receptividad del placer y la ansiedad.
“La sobreestimulación de esta hormona explica los cuadros de hiperactividad, irascibilidad (berrinches / baja tolerancia a la frustración, por ejemplo, cuando les quitan el celular, así como dificultades para dormir, y adicción por la constante búsqueda de placer que le brinda el consumo de contenidos OTT)”, señala.
Vale la pena leer el documento completo https://bit.ly/2VOZdsv y eso nos podría ayudar a poner más atención en lo que ven los niños y adolescentes cuando toman el celular.
miguel.perez@estadodemexico.jornada.com.mx
ASME