Sequía, estrés hídrico y aumento de demanda

La Fuente

Los problemas que enfrenta México respecto a la disponibilidad de agua para satisfacer las necesidades humanas y del ambiente en general, presentan picos cada vez más frecuentes y recurrentes.

Muchos parecen sorprenderse por un futuro que hoy nos alcanzó, esto a pesar de que durante décadas se habló de los riesgos adquiridos al implementarse un inadecuado modelo de gestión.

Nos enfrentamos a una sequía, que se trata de un periodo prolongado

En las próximas semanas, y quizá meses, éste será un tema constante en medios de comunicación, foros y análisis. Para conocer un poco más acerca de lo que estamos enfrentando, primero debemos entender algunos conceptos.

En primer lugar, nos enfrentamos a una sequía, que se trata de un periodo prolongado de falta de precipitaciones que recarguen los cuerpos de agua.

Es cierto que las sequías afectan al planeta desde el origen de los tiempos, pero ahora los prolongados intervalos sin lluvias y los periodos cortos con exceso de ellas, sin duda son consecuencia del cambio climático.

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El Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2020 menciona que “el cambio climático afectará la disponibilidad, calidad y cantidad de agua para las necesidades humanas básicas, además que estos cambios dificultarán aún más la gestión sostenible de los recursos hídricos”.

La falta de agua sin duda afecta a todo el mundo, incluido México

Un efecto directo del cambio climático es el alto nivel de estrés hídrico en nuestro país.

En 1959 la disponibilidad de agua por persona anual era de 17,741 m3, para 2012 se redujo a 4,028 m3, y en 2016 la cifra descendió hasta los 3,690 m3. Cabe destacar que, en 2004, la CONAGUA pronosticaba que para 2025 la disponibilidad de agua sería de 3,822 m3. El pronóstico se quedó corto.

El Instituto de Recursos Mundiales (WRI) define que el “estrés hídrico mide la relación entre la extracción total de agua y el suministro de agua renovable disponible”. Las extracciones de agua incluyen usos domésticos, industriales, de riego y ganaderos consuntivos y no consuntivos. 

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Por otro lado, es importante señalar que el estrés hídrico físico no toma en cuenta la escasez económica de agua, donde el acceso a la misma no se suscribe a la falta del líquido sino a la carencia de infraestructura para recolectar, transportar y tratar el agua.

A todo lo anterior, hay que sumar el hecho del aumento de demanda provocado por el crecimeinto “normal” de las ciudades, además se debe considerar las temporadas estacionales en la que el agua se consume en mayor cantidad, como durante los periodos vacacionales o durante el verano.

Es poco lo que podemos hacer para resolver un fenómeno como el calentamiento global, pero sí es nuestra responsabilidad como país el contar con un modelo de gestión que haga más eficiente el recurso disponible, que atienda la oferta del agua, como también su demanda. Solo así podremos enfrentar los problemas de sequía, estrés hídrico y asegurar un desarrollo sustentable con la naturaleza.

econorojas.h@gmail.com

Un comentario

  1. Es importante iniciar una conciencia razonada en todos y en como vivimos en nuestra casa que es la tierra.