Trabajadoras sexuales adultas mayores: enfrentan discriminación y violencia económica

Las trabajadoras sexuales adultas mayores, se enfrentan a una complicada realidad, debido a que sus ingresos son menores a medida que su edad es mayor, informa un trabajo realizado por Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer E.M, A.C.

La pandemia agudizo los problemas económicos para las Trabajadoras sexuales

Elvira Madrid, presidente de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer E.M, A.C, mencionó que la pandemia precarizó la situación de las trabajadoras sexuales independientes, disminuyendo sus ingresos hasta en un 70%.

Antes de la pandemia, la organización estimó que había 7 mil 700 trabajadoras sexuales en el Zona Metropolitana del Valle de México ofreciendo sus servicios en la vía pública, ahora se estima que hay 15 mil 200 en la zona metropolitana, de ese total el 10% son adultas mayores que viven en condiciones precarias.

El conteo es parte de un diagnóstico que implementó la Brigada Callejera y, de la cifra total, la organización estima que 40% son mujeres que habían dejado el trabajo sexual, pero han tenido que regresar a las calles; otro 40% son mujeres que iniciaron a raíz de la crisis; y el 20% restante representa a las que no están en un punto específico, es decir, caminan en vía pública buscando clientes.

Brigada Callejera documentó la violencia económica que viven las Trabajadoras Sexuales

La Brigada Callejera documentó que del ingreso que perciben dependen entre 4 y 5 personas y, en su mayoría, las trabajadoras sexuales son cabeza de familia.

Además, un 75% de quienes ejercen son mujeres y un 20% pertenecen a la comunidad de mujeres transgénero y 5% son hombres.

La Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, E.M, A.C, documentó que las trabajadoras sexuales adultas mayores se han empobrecido a un 100% tras la pandemia, también han detectado que en esta población la salud se ha visto severamente afectada, incluso registran un crecimiento en casos positivos a infecciones de transmisión sexual y VIH.

El abuso económico por parte de los clientes a las trabajadoras sexuales adultas mayores es una constante, debido a que ellas se ocupan muy pocas veces, los clientes buscan ofrecerles menos dinero de lo que cobran por sus servicios o les llegan a ofrecer más dinero por realizar el servicio sin condón, la necesidad económica ha llevado a varias de ellas a acceder, aunque esa práctica pone en riesgo su salud.

Chabelita, un testimonio vivo del Trabajo Sexual Independiente

En el marco del Día Nacional de las Personas Mayores, que se conmemora el 28 de agosto, la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer E.M, A.C, comparte tres testimonios de mujeres adultas mayores que ejercen el trabajo sexual.

Chabelita, cómo le dicen de cariño, llegó a la Merced recién cumplidos los 18 años, hoy tiene 65 años, un hijo, es cabeza de familia y defiende su derecho a ejercer el trabajo sexual.

Ella se describe como “una abuelita joven”, actualmente es promotora de salud sexual, su interés por salvaguardar la salud de sus compañeras viene de los talleres de promoción de la salud que dan en la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer E.M, A.C, ahí aprendió que sólo las trabajadoras sexuales pueden salvarse a sí mismas, este objetivo de vida la llevó a ser miembra fundadora de la cooperativa “Mujeres Libres”, que organiza a trabajadoras sexuales en defensa de sus derechos.

Otras voces del Trabajo Sexual

“La vejez en el trabajo sexual es muy difícil, muchas veces, así como llegamos, nos vamos es decir por semana llegamos a trabajar una vez, agarramos a un cliente, pero a veces es menos”, no obstante Chabelita no se desanima, su motivo es su hijo que estudia el nivel medio superior y al ser madre soltera ella lleva los gastos de su hogar.

“Yo todos los días me veo al espejo y a veces pienso ya se notan los años, pero yo solita me trato de animar, de arreglarme y sentirme mejor”, explica Chabelita, quien ha encontrado apoyo de las jóvenes trabajadoras sexuales que ejercen en la calle de Soledad.

Chabelita llama a que las trabajadoras sexuales se unan para defender sus derechos laborales y sus puntos de trabajo.

“A mí me anima saber que otras trabajadoras sexuales o la misma Brigada me apoyan para seguir adelante”, explica la trabajadora sexual adulta mayor.

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Leticia

Tiene 65 años, de los cuales 15 años ha encontrado en el trabajo sexual independiente su sostén. Ella relata que el acoso de los vendedores ambulantes es de las situaciones más complicadas a las que diariamente se enfrenta en su punto de trabajo.

“Nos ofenden, nos dicen que, si no nos da pena estar ahí paradas, pero ellos no conocen nuestras necesidades”, explica Leticia, quien ejerce en trabajo sexual en la Merced.

Leticia llega a pasar hasta una semana sin tener un cliente, la comida la logra sacar con el apoyo de despensa que le han dado la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer E.M, A.C, otra ayuda es la que llega a recibir por parte de los clientes, explica que uno le da dos cartones de huevo una vez a la semana y así logra, al menos, tener una comida al día.

Leticia tiene una hija de 25 años, que debido a un fuerte golpe que sufrió en la cabeza le dan ataques y ausencias, no puede trabajar y esto convierte a Leticia en el sostén de su familia.

Con tristeza reconoce que nunca ha estado tan bajos los ingresos en el trabajo sexual y ahora se tiene que enfrentar a la falta de empatía de las trabajadoras sexuales jóvenes; sin embargo, no se desanima y sale todos los días a trabajar, esperando que sea el día de su suerte y llegue un cliente a requerir sus servicios.

Sofía

Tiene 68 años y desde los 18 años ejerce el trabajo sexual, ahora lo hace con menor frecuencia, a veces pasa semanas sin ejercer.

Ya es muy raro que agarré un cliente, pero sigo saliendo a buscar trabajo”, explica.

DB