Tracy Lara, alquimista y transmutadora
Si ustedes buscan saber quién es Tracy Lara Roth, a grandes rasgos, los invito a visitar su página web, https://www.tracylara.com.mx/html/biografia.php, ahí podrán leer su trayectoria.
Y todo lo que encontrarán ahí, es profundamente cierto, de principio a fin, sin embargo, Tracy Lara es mucho más que esa descripción, la imagino como una polímata del Renacimiento, con todas sus implicaciones, en su taller como una alquimista a punto de transformar el carbón en oro o en la piedra filosofal.
Dedicada a la educación desde hace tres lustros, se ha dado el gusto de ser maestra de maestros, entre otras muchas cosas.
Tuve el gusto de entrevistarla hace unos días y esto fue lo que me contó.
Paloma Cuevas: Estoy feliz de entrevistarte. Cuéntame, ¿quién es Tracy Lara a tu manera? Un Tracy Lara en las rocas. – La artista emite una sonora carcajada – ¿Cómo te atraviesa el arte? ¿Cómo encuentras los colores y cómo conviven contigo en el día a día?
Tracy Lara: Como bien dijiste soy una artista visual, que lleva más de la mitad de su vida en este preciosísimo oficio. Soy una persona que ama profundamente lo que hace, para mí la pintura es un ingrediente necesario para la felicidad. Si no pinto, no encuentro la felicidad. Me da paz, me inspira, me provoca y me da energía.
Por otro lado, para hablarles un poquito de mi acercamiento a la pintura, les contaré desde más atrás. Nací en Alemania Occidental, por azares del destino. Mi papá es un médico mexicano y mi mamá es una enfermera norteamericana. Mi papá se había ido a Estados Unidos a estudiar, conoce a mi mamá y se casan. Durante la Guerra de Vietnam, mandan a mi papá a un hospital en Alemania a trabajar y ¡zas, nací! Más adelante regresamos a vivir a México.
Tuve una infancia muy bonita, fue una de las etapas que con mayor dicha recuerdo. En mi casa que estaba a las afueras de la ciudad, había animales, árboles frutales, una fusión cultural que se convirtió en algo que siempre perfumó mi vida.
Los fines de semana eran de asistir a conciertos y museos. Mi papá escribe poesía y mi mundo se pobló de todo eso desde chiquita. Cuando fui creciendo me interesaba la filosofía, luego la poesía y después el arte. Estudié diseño gráfico y ahí tuve un maestro que realmente me motivó.
A veces los maestros no sabemos hasta dónde pueden llegar en una persona nuestros consejos. A mí él me cambió la vida, a tal grado que gracias a él decidí que deseaba con toda mi alma ser artista. Busqué y encontré a varios artistas que me compartieron su experiencia con mucha generosidad, a ellos les agradezco enormemente: desde la maestra Nunik Sauret, el Mtro. Rafael Cauduro, el maestro, Raúl Anguiano, el maestro Gilberto Aceves Navarro y tantos otros más, lo único que puedo decirles es: “les agradezco infinitamente, sin ustedes no sabría lo que hoy sé en cuanto a la pintura y se los agradezco profundamente.”
Paloma Cuevas: Cuéntanos cómo conociste al Mtro. Rafael Cauduro.
Tracy Lara: Yo a Rafa lo conocí por azahares del destino. Él estaba casado con una amiga mía y nos hicimos amigos. Por aquel entonces yo empezaba mi carrera como artista, y él, tan generoso como siempre, quería apoyar a artistas emergentes.
Se interesó por mi obra y me apadrinó para mi exposición individual, gesto que jamás terminaré de agradecerle. La vida nos pone a las personas adecuadas en los momentos perfectos, para moldearnos y enseñarnos. De Rafael Cauduro, la palabra clave es GENEROSIDAD.
Paloma Cuevas: Me encanta pensar que a través de estas palabras que acabas de compartirnos los maestros se sepan y reconozcan, en toda su importancia. A veces se nos olvida el enorme valor que tienen en la formación de todas las demás profesiones, tienen el super poder de tocar el futuro.
Ahora quiero preguntarte: ¿Cómo decides crear una colección?
Tracy Lara: En realidad toda mi propuesta creativa gira alrededor del concepto de la vida, pero me inspiro dependiendo de las etapas de la vida en la que estoy.
Por ejemplo, cuando estaba embazada, estaba muy concentrada en el tema de la fertilidad y la germinación. De ahí tomé ese tema como bandera, en realidad he tomado muchos, todo lo que implique vida y esté conectado a la naturaleza, me interesa. Todo lo que rodea a esta piel sensible que es nuestro planea, me inspira para crear. Cuando voy trabajando voy enamorándome de una colección o de mis cuadros. Esto implica una conexión conmigo misma.
Existe una conversación con la obra, a veces hay silencio, otras más, me escucha, y luego me toca el hombro y el alma literalmente. A veces dejo la obra, me voy y regreso a ver cómo va y qué me dice. Es un lenguaje parecido al de la poesía, a veces hay que exponerse y atreverse a jugar, a equivocarse. Los cuadros y las colecciones van siendo un poco como los hijos, hay que platicarles, observarlos, dedicarles tiempo, a veces hacen berrinche y si no les dedicas lo que necesitan, ya no te pelan y no te dejan trabajar, hasta que vuelvas a conectarte con ellos, tal como un ciclo.