En México se conmemoró, el pasado domingo, el día del padre. En el país había en 2023 aproximadamente 48 millones de hombres de 15 años y más, y alrededor de la mitad señalaron ser papás.
La paternidad es una de las experiencias con altos impactos en la formación y desarrollo de todas las personas. El conocimiento popular nos convoca a enseñar con el ejemplo. En materia de sexualidad y amor, el ejemplo de los papás es primordial para que nuestras hijas e hijos adquieran bases confiables sobre su futura vida amorosa.
Platicarles de nuestras experiencias en la infancia y adolescencia pueden establecer un lazo de confianza y respeto, primero sobre sus propios cuerpos e identidades y, posteriormente, de cercanía con nosotros.
De acuerdo a las edades de nuestras hijas e hijos, podemos hablarles sobre sensaciones y emociones desde el primer año. Un poco más grandes, podemos preguntarles ¿qué sensaciones experimentan en su cuerpo, qué ideas pasan por su cabeza? Ayudarles a identificar ¿cómo se comportan cuando se enojan, cuando tienen miedo o están alegres, o se sienten atraídos por otra persona?
Platicarles de nosotros ayuda mucho. Por ejemplo, sobre ¿qué pasaba en nuestro cuerpo y mente cuando alguien nos gustaba en la primaria o en la secundaria? A medida que fuimos creciendo experimentamos distintas emociones, aprendimos a reconocer con quiénes pasábamos momentos agradables y con quiénes no tanto.
Sabemos que el amor y la sexualidad son dos cosas distintas, que pueden complementarse y es maravilloso cuando eso sucede. Que las dos, amor y sexualidad, se aprenden de muchas formas. Las más saludables incluyen información adecuada, apoyo de personas en las que confiamos, nos orientan con respeto y sin prejuicios.
Es importante que nuestras hijas e hijos conozcan que la sexualidad tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con nuestro cuerpo, con la percepción de nosotros mismos y de aceptarnos como somos, con nuestro género. También tiene que ver con las cosas que nos gustan, que nos hacen sentir bien y nos dan placer como algún deporte, la música, el cine, leer, bailar, eso es parte del erotismo.
La sexualidad también tiene que ver con nuestras relaciones con la familia y las amistades: son nuestros vínculos afectivos. La forma en que nos cuidamos a nosotros mismos, a los juguetes, a los animales de compañía y a otras personas, tiene que ver con la capacidad de reproducirnos y la posibilidad de ser mamás o papás.
Y el amor es la capacidad que tenemos las personas para sentir afectos, emociones, atracción y deseo por otra persona. Cuando son muy fuertes esos sentimientos nos dan ganas de pasar mucho tiempo juntos para compartir, cuidarnos, respetarnos y apoyarnos.
Acompañar el desarrollo de nuestras hijas e hijos es invaluable. Hablarles sobre sexualidad y amor es una forma de ejercer la paternidad con responsabilidad.
De acuerdo a las edades de nuestras hijas e hijos, podemos hablarles sobre sensaciones y emociones desde el primer año.
PAT
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