Video: Recorren 47 kilómetros en patines para llegar a Teotihuacán

En el primer fin de semana de reapertura de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, tras permanecer cerrada dos meses a causa de la pandemia, miles de visitantes arribaron para disfrutar de un poco de aire libre.

Desde muy temprano muchos llegaron a bordo de sus automóviles para ingresar al sitio arqueológico; decenas más lo hicieron en bicicleta y recorrieron el circuito que rodea a las pirámides del Sol y de la Luna, pero un grupo se distinguió por llegar en patines.

Salieron desde muy temprano del Palacio de Bellas Artes y comenzaron su trayecto hacia Insurgentes Norte, la autopista México-Pachuca y posteriormente se incorporaron por la México-Pirámides.

Rodaron desde el Palacio de Bellas Artes hasta la Zona Arqueológica de Teotihuacan.

“Es nuestra primera vez y solo lo hicimos por diversión”, expresó uno de los patinadores, quien se veía agotado después de cuatro horas de trayecto.

Comerciantes de la zona coincidieron que nunca habían visto a un grupo que hiciera su arribo sobre zapatos con ruedas.

“Llegan muchos en bicicletas o en motos, pero en patines no”; expresó don Mario, quien aprovechó su paso para ofrecerles alguna artesanía, antes de que llegaran a la puerta 1 de la Zona Arqueológica de Teotihuacán.

No se reportaron incidentes durante la rodada.

El pasado miércoles 24 de febrero, Teotihuacán reabrió sus puertas a los visitantes, con un aforo de 30 por ciento y acceso solo a la Calzada de los Muertos, plazas y explanadas, en un horario de 9:00 a 15:00 horas.

Datos de las autoridades indican que de lunes a viernes se registra una afluencia promedio de 600 personas; los sábados llega a unos 2 mil y los domingos es cuando se alcanza el aforo máximo de 3 mil visitantes.

El Estado de México se mantendrá en semáforo epidemiológico color naranja durante dos semanas más, por lo que se deben mantener las medidas sanitarias correspondientes; mientras tanto, el objetivo es incentivar la reactivación económica de la región, donde miles de familias viven de la derrama que deja el turismo.