Violencia de género con rostro y nombre

Ana Liza en línea

El caso de violencia que sacudió a la ciudad y a muchos otros lugares, en esta semana, fue el de la maestra de inglés de Prepa 5 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Su esposo la violentó públicamente, causando, además, una gran impotencia en los alumnos que escucharon como se desarrolló el lamentable evento.

Para los que aún no se han enterado, una tarde cualquiera, mientras la profesora daba su clase de inglés en línea a por lo menos 40 adolescentes de preparatoria, el sujeto, un flamante abogado que pelea por las causas justas y que además se presumía orgullosamente panista de la ciudad de Toluca, la violentó, esta vez, públicamente.

Primero fueron gritos violentos y groserías, después, sin atender a la petición de la víctima de esperar a que cortara la clase, comenzó la agresión que se presume física, por lo que se alcanza a escuchar.

Obviamente sus alumnos entraron en shock, unos porque tal vez tienen alguna experiencia aterradora como esta, y otros que, como debe ser, no han vivido este tipo de eventos traumáticos, entraron en pánico. Todos sentimos la necesidad de sacarla de ese episodio de su vida.

Al escuchar el video, creemos que evidentemente si esto hace en público, ella está sumida en una vida de permanente humillación y agresión emocional y física.

Este evento hizo famoso al abogadito este llamado Octavio Alonso García Limón, quien debe ser castigado con todo el peso de la ley, quien merece ser expuesto al escarnio público, pero también la ley debe hacer su parte.

Necesita un castigo que sirva como ejemplo para todos aquellos que, vestidos con su trajecito bien planchado y tapizado de pulseras de oro, pasan en la calle como gente decente y confiable, cuando es el enemigo público número uno, acosador y violentador de su familia que en esta pandemia debió vivir la peor pesadilla al tener que soportarlo día a día y a todas horas.

Afortunadamente y gracias a él mismo, se destapó la clase de sujeto que es. Los alumnos solidarios con su profesora lo hicieron público; el director del plantel, autoridades de la UAEM contactaron a la víctima; la CODHEM y la Fiscalía iniciaron investigación de oficio a raíz del video que circuló en las redes; colectivos feministas hicieron su aportación poniendo nombre, apellido y rostro al agresor y la sociedad al hacerlo famoso. La violencia de género, en este caso, tiene rostro, nombre y apellido.

Al parecer la profesora dominó su miedo y ante el apoyo recibido, decidió denunciar el abuso del nefasto sujeto que para nada es el honorable abogado que presume ser. Bueno, hasta la directiva estatal del PAN salió rápidamente a deslindarse del monstruo que resultó ser su flamante militante y ahora sí, a ver si tan machito responde a todo lo que se le viene encima.

Seguro llorará y pedirá perdón y asegurará y prometerá que no lo vuelve a hacer, pero este tipo de agresores, pueden convencer, pero no cambiar, por eso necesita un buen escarmiento que además deje bien claro que toda violencia de género será castigada fuertemente.

ASME