Las ciudades son generadoras de grandes retos, la extensión territorial y las grandes poblaciones las han puesto, a lo largo de la historia, en situaciones límites; el avance de la tecnología y los conocimientos científicos han ayudado a superar muchas de las problemáticas.
Los primeros requerimientos de las primeras ciudades, eran de alimentación y de abastecerse de agua, las primeras civilizaciones lograron, mediante la agricultura y crianza de animales, cubrir sus necesidades; todas las ciudades buscaban asentarse cerca de fuentes de agua dulce, así, encontramos ciudades europeas y asiáticas asentadas entre o a lo largo de los ríos, otras ciudades se establecieron cerca de lagos y lagunas, como es el caso de las ciudades precolombinas en el hoy continente Americano.
Con el crecimiento de los centros de población, otras necesidades se acumularon a las ya existentes, nos referimos a la gestión de las aguas residuales, y al manejo de residuos sólidos, movilidad, energía, seguridad pública, entre otros.
El avance de la tecnología permitió gestionar estas necesidades de una forma más efectiva, por ejemplo, el conocimiento de la microbiología y medicina permitió identificar la contaminación del agua y por qué de las enfermedades como la peste negra o el cólera, y que incluso llegó a malinterpretarse que ésta era la causante de otras enfermedades que pudieran transmitirse a través del baño regular.
Otros avances tecnológicos han logrado cubrir grandes necesidades como es el de energía eléctrica, a través de múltiples formas generadoras, y de otros energéticos como es la gasolina para los vehículos, a pesar de que existen problemas, se puede decir que se han podido atender.
El transporte público, ha sido para las grandes ciudades un tema que no se ha podido atender eficientemente, sobre todo en los países en desarrollo, junto con los temas de abastecimiento y disposición de agua, qué tienen en común ambos problemas, que se requieren de grandes recursos económicos, de trabajo y hasta culturales.
Los modelos de gestión son importantes en cuanto a que proponen las bases en que un país administra cierto elementos u objetivo, pero cuando las condiciones de gestión se han ido moldeando incorrectamente y que cuando se trata de tomar un rumbo adecuado, tal vez las condiciones han empeorado, por la falta de planificación urbana, por una sobreexplotación de ciertos elementos y por una acumulación por décadas de necesidades de inversión.
Por tanto, por supuesto que lo importante en el caso del agua y lo relacionado es un adecuado modelo de gestión, pero no pueden dejarse de lado las necesidades de obras, de formación de capacidades, de innovación y tecnología, de programas de educación, y de fortalecimiento institucional de todos los actores gubernamentales involucrados.
Para países como México, con grandes necesidades de todo tipo, y con restricciones presupuestales importantes, se debe reconocer que la solución del agua y sus servicios relacionados tienen impacto multifactorial, transversal y necesarios para la atención y solución de otros problemas, y sobre todo de garantizar derechos humanos.
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