A propósito de declinaciones

Estamos a 72 horas del último debate presidencial y los ánimos se encendieron entre los actores políticos con el tema de una declinación que parece sólo fue fuego pirotécnico porque en realidad nadie cederá en sus aspiraciones. 

Los hechos se resumen de la siguiente forma: Primer acto: el candidato al Senado por Movimiento Ciudadano Luis Donaldo Colosio Riojas pide a los candidatos Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez alcanzar un acuerdo para una posible declinación.

Segundo acto: El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” anuncia que dejaría la presidencia del partido si el abanderado de Movimiento Ciudadano declina en favor de la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México.

Tercer Acto: Álvarez Máynez no se baja de la contienda y batea la propuesta del dirigente nacional del tricolor.

Las reacciones no se han hecho esperar, pero pusieron sabor en búsqueda del voto útil, en los días previos a lo que será el último debate presidencial que utilizará ahora un formato cara a cara que permite preguntas cruzadas entre las candidatas y el candidato y en el que se abordarán los temas de política social, inseguridad y crimen organizado, migración y política exterior, democracia, pluralismo y división de poderes.

Y es que este tema de la declinación no tiene nada que ver con lo ocurrido por lo menos en dos momentos históricos en el país, en 1988 y en el año 2000.

En 1988, Heberto Castillo Martínez quien era abanderado a la presidencia por el Partido Mexicano Socialista (PMS) se sumó a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas el 5 de junio, un mes antes de los comicios. 

Una crónica de Arturo Cano que publicó La Jornada detalla que la última gira de Heberto Castillo fue en Zacatecas.

Por su parte, Francisco Ortiz Pinchetti en “Las olvidadas lecciones de Heberto” publicadas años más tarde refiere que Heberto era un partidario de las alianzas de “las izquierdas y las derechas” como instrumento para derrotar al sistema priista.

La segunda declinación significativa en la historia política de nuestro país fue la de Porfirio Muñoz Ledo, candidato por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, para sumarse a la campaña de Vicente Fox en el año 2000.

El 12 de junio de ese año María Esther Ibarra escribió una crónica del suceso en La Jornada. Puntualizó que, en un discurso como cuarto orador en un evento realizado en el Ángel de la Independencia, declaró a Vicente Fox presidente de la república, “por la vía de los hechos declino en favor del aspirante de la Alianza por el Cambio”.

Y mencionó que en una entrevista después de su discurso dijo que la renuncia se haría en los siguientes días y que se retiraría para apoyar la candidatura de Fox.

Dos momentos históricos que han quedado registrados en la historia de las declinaciones.

Por lo pronto vamos a la recta final de las campañas presidenciales y seguramente arreciarán las confrontaciones verbales y los ataques para echar todo el resto en esta justa rumbo a la votación el domingo 2 de junio.

@periodistamex