Vecinos de la colonia San Miguel, en San Pedro Tlaltizapán, denunciaron que las inundaciones que desde septiembre mantienen bajo el agua sus viviendas pudieron haberse evitado si las autoridades estatales y municipales hubieran atendido a tiempo las advertencias sobre el desbordamiento del río Lerma. Aseguran que, pese a los avisos realizados desde julio, la maquinaria para desazolvar y reforzar los bordos llegó cuando las anegaciones ya habían afectado decenas de hectáreas y cientos de hogares.
Damnificados de San Pedro Tlaltizapán acusan omisiones para prevenir las inundaciones
“No desazolvaron el río, y cuando se les dijo que se estaba pasando no tomaron acciones. Si fuera por lluvias, estaríamos inundados de agua pluvial, no de aguas negras”, señaló uno de los afectados, quien pidió mantener su nombre en reserva. Detalló que el Lerma arrastra aguas residuales y que la falta de limpieza provocó filtraciones que, entre el 5 y 7 de septiembre, comenzaron a inundar las calles y domicilios.
Según su testimonio, los vecinos detectaron filtraciones desde finales de julio, cuando hicieron faenas comunitarias al percatarse de que el nivel del agua subterránea estaba elevándose. “El 6 de septiembre empezó a pasar el agua, y para el 14 o 15 ya teníamos más de un metro dentro de las casas”, relató.
Los pobladores reprocharon la falta de prevención por parte de las autoridades: “A la alcaldesa le pedimos auxilio, pero nunca nos dio la cara.
Apenas nos va a recibir ahorita, pero ya con el agua hasta el pecho. Nos dijeron locos cuando advertimos que nos íbamos a inundar”, lamentó.
Indicaron que la maquinaria de desazolve de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) comenzó a operar hasta el 2 de octubre, después de una reunión interinstitucional a la altura del aeropuerto, cuando el Lerma ya se había desbordado en varios puntos. “Desde enero se pidió el desazolve; los municipios no tienen con qué hacerlo, y ni Conagua ni la CAEM hicieron caso”, señaló el vecino, quien insistió en que “faltó gestión y previsión”.
“La naturaleza reclama su territorio”: Erika Olea
Al respecto, la presidenta municipal de Tianguistenco, Erika Olea De la Torre, reconoció que las afectaciones en San Pedro Tlaltizapán son de gran magnitud, con 256 hectáreas bajo el agua y cerca de dos mil familias damnificadas, principalmente productoras agrícolas. “Tuvimos una gran inundación, pero hemos hecho un trabajo preventivo constante, con apoyo del Ejército, la Guardia Nacional, Protección Civil estatal y municipal, el Grupo Tláloc y la Secretaría de Salud, a través de la Coprisem”, explicó.
La alcaldesa detalló que la emergencia se originó por dos rompimientos en un vaso regulador del río Lerma, que se ubica cerca de la zona de ciénegas del municipio. “Estos rompimientos se internaron en las Ciénegas de Tianguistenco, donde hubo cuatro fracturas más. Las abatimos con 25 mil costales y ya las detuvimos”, dijo.
Afirmó que, aunque las lluvias han disminuido, el exceso de agua permanece estancado, por lo que se trabaja con bombas de achique y maquinaria pesada para devolver el líquido al cauce del Lerma. “Estamos operando con apoyo de la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) y de Conagua, y esperamos la llegada de bombas Thompson la próxima semana para acelerar el desalojo”, explicó.
La presidenta municipal destacó que el gobierno local instaló albergues en coordinación con el DIF estatal, y ha colocado 36 tinacos comunitarios para surtir agua tres veces al día a las familias afectadas, debido a que las tomas y drenajes colapsaron. “La ciudadanía no está sola. Tenemos personal de presidencia en campo las 24 horas, y se atienden también los temas de salud y seguridad pública”, señaló.
Cultivos devastados y pérdidas económicas
Las inundaciones arrasaron con los principales cultivos de la región: haba y maíz, productos emblemáticos del valle de Tianguistenco. Olea De la Torre estimó que 170 productores resultaron afectados, y que se realiza una evaluación con la Secretaría del Campo para determinar las pérdidas económicas. “Los cultivos fueron completamente devastados; estamos hablando de 170 parcelas afectadas dentro de las 256 hectáreas anegadas”, detalló.
Según la alcaldesa, la naturaleza “ha reclamado su territorio”, pues la zona históricamente ha sido humedal, y el Lerma rebasa su capacidad durante los temporales. No obstante, aseguró que las autoridades federales y estatales ya trabajan para estabilizar la situación: “Cada día baja más el nivel del agua. Con las nuevas bombas podremos agilizar el drenaje y recuperar el suelo”.
Piden acelerar apoyo y obras hidráulicas
Los vecinos de San Pedro Tlaltizapán, sin embargo, insisten en que las soluciones llegan tarde y reclaman una revisión integral del sistema hidráulico del Lerma. Consideran que los desbordamientos recurrentes se deben tanto a la saturación de aguas negras como a la pérdida de áreas naturales de absorción. “Estamos construyendo sobre las ciénegas y el agua busca su camino”, advirtió el afectado consultado.
Mientras tanto, en las calles anegadas de la colonia San Miguel, el agua, ya verdosa por el estancamiento, sigue cubriendo patios y sembradíos. Las familias viven entre la incertidumbre y la esperanza de que, con la llegada de las bombas prometidas por Conagua y CAEM, puedan finalmente volver a ver el suelo que el Lerma les arrebató desde hace más de un mes.
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