Desde hace varios años, Clara Martínez, ama de casa en San Mateo Oxtotitlán, encontró en los grupos de compraventa de Facebook una forma constante de generar ingresos, señala que es una alternativa que ha cobrado relevancia tras la pandemia.
Sin un trabajo formal y con tres hijos en casa, comenzó vendiendo ropa usada de su familia. Hoy, administra dos páginas de subastas y participa en al menos cuatro grupos privados solo para mujeres.
“No es lo mismo que tener una chamba de oficina, pero sí ayuda. Yo empecé vendiendo ropa que ya no nos quedaba. Al principio era una blusita, un pantalón, y vi que se vendía rápido. Ahora ya hasta compro ropa en el centro para revenderla en vivo”, explicó.
Amas de casa de Edomex optan por ventas en redes sociales
Una de las características más socorridas por quienes participan en esta economía informal digital es la venta de ropa de segunda mano, tanto para niños como para adultos. Los grupos más grandes reúnen a miles de mujeres en colonias como Capultitlán, San Buenaventura, San Lorenzo Tepaltitlán o la misma Toluca centro.
“Hay grupos donde solo mujeres pueden publicar. Te sientes más segura, más en confianza. Subes la foto, pones el precio y si alguien lo quiere te escribe. Luego entre todas nos ayudamos con las entregas”, comentó.
A diferencia de las plataformas formales de e-commerce, en estos grupos de Facebook las transacciones se hacen por mensaje directo y el pago es en efectivo o transferencia. Cuando las clientas viven lejos, muchas veces entre las mismas usuarias organizan entregas compartidas o servicios de paquetería improvisados con otras vendedoras de confianza.
“Nos pasamos los datos por inbox y una señora de San Pedro Totoltepec me hace el paro con los envíos. Le pago 30 o 40 pesos y ella reparte cuando tiene ruta. Ya hasta le dicen ‘la motomensajera’, pero es una vecina que apoya”, dijo.
Transmisiones en vivo y ayuda conjunta
Las transmisiones en vivo son otra estrategia clave. Las vendedoras muestran la ropa pieza por pieza, fijan un precio y las primeras en comentar se la ganan. Es común que vendan 10 o 15 prendas en una hora. Algunas incluso lo hacen cada semana.
“Ya tengo mi clientela. Les aviso que va a haber ‘en vivo’ el viernes y se conectan. Hay señoras que ya saben qué talla soy y me dicen: si no se vende eso, guárdame. Es como una tiendita, pero por el celular”, explicó.
En este circuito de ventas, no solo circula ropa. También se ofertan juguetes usados, zapatos, mochilas escolares, libros y hasta artículos de cocina. Todo pasa por los filtros del grupo: claridad en las fotos, buena ortografía, trato respetuoso y entregas puntuales.
Aunque muchas de estas vendedoras son amas de casa sin ingresos fijos, también hay jóvenes estudiantes o trabajadoras que buscan un ingreso extra. Para muchas, es una forma de sostenerse sin dejar sus responsabilidades familiares.
“Yo le digo a mi esposo: esto no es un negocio grande, pero me ayuda a no estar pidiéndole todo. Y si puedo vender algo cada semana, mejor. Aquí en Facebook sí se mueve la ropa, nomás hay que estar al tiro”, concluyó.
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TAR