El proceso de conquista y colonización de México entrañó el contacto cultural entre Europa y América, donde se manifestó la irrupción de un orden imperante dentro de los señoríos prehispánicos.
No solo eran para culto, también para educar
La conquista por la vía armada trajo como consecuencia la imposición de elementos culturales; una de la formas más importantes de dominación fue la de carácter espiritual que permitió fincar el dominio del conquistador al imponer una nueva religión.
Diversas órdenes mendicantes como los agustinos, dominicos y franciscanos se diseminaron por todo el territorio nacional para llevar a cabo su misión evangelizadora, especialmente en Toluca así como Zinacantepec, que fue el principal enclave franciscano y sus alrededores.
Calimaya constituyó el lugar de visita del convento de Toluca, fungió como plataforma de expansión evangélica a poblaciones de habla otomí y Matlatzinca.
Los inicios
Las construcciones franciscanas se distinguieron por su sencillez y sobriedad, además de ser templos de una sola nave que ocupaban amplios espacios y se mantenía una tendencia alejada de la suntuosidad.
En Calimaya entre 1592 y 1594 se pidió prórroga al alcalde mayor de Toluca, para evitar un conflicto con los religiosos para que los indios de Calimaya y Tepemaxalco se ausentaron del trabajo de las minas en Temascaltepec y se dedicaran a la construcción de su iglesia y convento.
Los monasterios no solo se dedicaban al culto; también a actividades educativas, figuran las artísticas, en apoyo del adoctrinamiento y se usaban como hospitales, se anexaron al conjunto de las capillas abiertas, el atrio, la cruz atrial y las capillas posas, elementos de la arquitectura conventual del siglo XVI. Para facilitar la labor evangelizadora, los frailes dieron importancia a las ceremonias religiosas para atraer a los indígenas, es por eso que las festividades se organizaron en capillas suntuosas como las llamadas abiertas para imitar el culto prehispánico, como la que se encuentra en la iglesia principal de Calimaya, la primera construida en el valle de Toluca y posteriormente la iglesia de San Andrés Ocotlán.
La arquitectura
Dentro de la estructura del convento destaca: claustro con acequia o fuente, portería, capilla abierta, bautisterio, atrio y huerto. En un extremo se encuentra la capilla de la tercera orden de San Francisco, el periodo constructivo según el Dr. Kubler abarca de 1561-1570, se trata de un nicho ricamente ornamentado con arco conopial según afirma en su obra Arquitectura del siglo XVI en México. El conjunto se constituyó de biblioteca, cocina, dispensario, refectorio y celdas lo que lo hizo una unidad autosuficiente.
La capilla abierta es una de las partes más interesantes del conjunto y se compone de cuatro arcos de medio punto sobre columnas clásicas con decoraciones platerescas. En un extremo de la capilla se encuentra el baptisterio con la puerta de acceso enmarcada por un arco escarzano decorado con vegetales estilizados que ostenta el cordón franciscano.
Entre lo más representativo de la arquitectura religiosa se encuentra: la iglesia principal de San Pedro y San Pablo, de 1551. La capilla abierta que sirvió como espacio de adoctrinamiento al aire libre para los indios, hay un mural en la capilla abierta que representa la evangelización franciscana de Toluca y sus alrededores. La capilla abierta y de la tercera orden franciscana y el convento se caracterizaron por ser una unidad autosuficiente que tenía biblioteca, dispensario y reloj de sol. La cofradía de españoles, en la actualidad es el jardín de niños Carolina de Ibarra. Completan la estructura la portería de San José y el Chapitel o pequeña capilla
Además de la casa cural y el convento, se cuenta con un cuadro de un cristo con una caña de manufactura popular llamado el señor del cuerito. El convento en 1554 era una humilde choza, también existe una pila bautismal, la segunda más grande de América. Había obras pictóricas de Miguel Cabrera de incalculable valor en la iglesia principal.
Otros espacios emblemáticos
Anexa a la capilla abierta se encuentra la capilla de la tercera orden de San Francisco que se caracteriza por su portada sencilla, las jambas están decoradas con flores estilizadas y cuenta con techo de madera o alfarje en su interior. Completa el edificio un reloj de sol y una puerta lateral decorada con elementos de la principal. Al interior de la capilla de la tercera orden franciscana se encuentra la pinacoteca virreinal que alberga pinturas antiguas. Una carroza que perteneció al pueblo de Calimaya, así como pinturas de reyes cristianos.
En una de las capillas anexa de la iglesia principal se encuentra la Virgen de los Dolores que, cuenta la leyenda, apareció en la pared en 1930, aunque ya casi no hay testigos, posteriormente la retocaron y se dieron cuenta de la aparición.
“En la iglesia cerca de la capilla abierta se encuentra la entrada a un túnel y en la casa de cultura se encuentra otra entrada a un túnel. Los túneles eran cavidades en las que cabía una persona a caballo o a pie, en dichos túneles se traficaba todo tipo de objetos desde oro y mercancías, se escondían a mujeres; también servían para que en la época de la revolución se transportaran armas y hombres”.
En la actualidad los túneles se encuentran obstruidos por ramas y tierra. Medían casi tres kilómetros y conducían a Chapultepec, Mexicaltzingo y Zacango. Si los túneles se limpiaran serían uno de los principales atractivos turísticos del municipio de Calimaya, pues tal parece que había un pueblo subterráneo.
Los edificios constituyen patrimonio histórico cultural del municipio.
PAT
Sigue nuestro CANAL de WHATSAPP y entérate de la información más importante del día con La Jornada Estado de México.