Auxiliar en los sismos del 85 marcaron la vida del rescatista Rafael Rivero

Auxiliar en los sismos del 85 marcaron la vida del rescatista Rafael Rivero

Con medio siglo de experiencia, José Rivero Perroni se dedica a la formación de rescatistas; pues los sismos del 85 marcaron su vida.

Sergio Macedo
Septiembre 21, 2025

Con poco más de 50 años de experiencia en la atención de desastres y emergencias, José Rafael Rivero Perroni, socorrista, rescatista y paramédico, mencionó que haber auxiliado a la población durante los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985, en la Ciudad de México, marcó su vida.

Cuatro décadas después, asegura que a lo largo de su carrera “nunca ha visto algo igual” como lo ocurrido aquel año en la capital del país.

Sismos del 85 marcaron la vida del rescatista Rafael Rivero

Desde muy joven, Rivero Perroni se involucró en el mundo en la atención pre hospitalaria, su trayectoria inició en 1975, cuando se unió a la Cruz Roja Mexicana y posteriormente al Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), pero fue durante el desastre de 1985 cuando vivió, como él dice, “el infierno sobre la tierra”.

El Técnico Superior Universitario no puede hablar de los sismos de 1985 sin que se le quiebre la voz y se estremezca al recordar lo que vio: “esa tragedia me dejó aterrado, la ciudad parecía un escenario de guerra, la gente caminaba como zombie, con la mente en otro lado”.

Detalló que ese 19 de septiembre llegó a la capital del país en un vuelo procedente de la ciudad de Miami, en Estados Unidos, en ese entonces trabajaba como sobrecargo de la extinta Mexicana de Aviación, y al aterrizar se encontró con una ciudad colapsada y sin control. No lo pensó dos veces y de inmediato se unió como voluntario en las labores de rescate.

Rivero Perroni busca en su memoria y relata que, en las primeras horas del día, la Ciudad de México era un caos absoluto “los grupos de rescatistas trabajaban donde podían, no había un mando, no había autoridad que dijera qué hacer, todo era improvisación, trabajábamos guiados por rumores, no por instrucciones claras”, subrayó.

Auxiliar en los sismos del 85 marcaron la vida del rescatista Rafael Rivero

Más de 72 horas para reaccionar

Reconoció que las autoridades fueron rebasadas por completo, tardaron más de 72 horas en reaccionar, mientras tanto, fue la población civil la que se organizó y enfrentó la emergencia como pudo, se habilitaron refugios en casas de cultura, escuelas y edificios improvisados, que no cumplían con ningún tipo de normatividad. “La gente no estaba en lugares adecuados, no había agua potable, escaseaban los alimentos, no sabíamos cómo repartir los productos que llegaban”, narró.

Ante la falta de agua potable en los refugios, Rivero Perroni llevó tambos de agua desde su casa y junto con otros voluntarios se organizaron para repartir alimentos y medicinas que llegaban al aeropuerto, “hicimos lo que pudimos”.

Sismo de 1985 se atendió sin herramientas en México

Rivero Perroni mencionó que ese desastre se atendió sin herramientas, todo era muy precario, “los bomberos usaban chamarras de plástico y botas sencillas, nada que ver con el equipo que se usa hoy en rescate de estructuras colapsadas, Protección Civil, en ese entonces, era una oficina pequeña en la explanada de Tlaxcoaque con apenas cuatro personas, no tenían uniformes, ni planes, ni capacidad de respuesta, solo folletos”, subraya.

Paradójicamente, de esa tragedia surgió algo positivo; el Sistema Nacional de Protección Civil, incluso, en su momento, México, llegó a ser vanguardia en la materia, el Centro Nacional de Prevención de Desastres fue escuela para Centroamérica e incluso tuvo influencia en Italia, puntualizó.

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José Rivero Perroni se dedica a la formación de rescatistas

Hoy, con medio siglo de experiencia, José Rafael Rivero Perroni se dedica a la capacitación y formación de nuevos rescatistas, “mi pasión es enseñar, me encanta, tengo una necesidad de compartir lo que sé”.

Lo que vio y vivió hace cuarenta años lo impulsó a dedicar gran parte de su vida a la capacitación en protección civil. A pesar de los avances que se han logrado desde entonces, mencionó que aún hay mucho por hacer, “si bien, ahora existe gente muy capacitada, hacen falta incentivos, que se reactive con urgencia al Centro Nacional de Prevención de Desastres, además de reestructurar al Sistema Nacional de Protección Civil”.

Para Rivero, los sismos de 1985 no solo cambiaron su destino; le mostraron la importancia de estar preparados en todo momento para atender una emergencia o desastre, por ello insiste en la importancia de destinar más recursos y generar cursos de capacitación para la población.

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