Bebé Reno: un thriller angustiante

Cultura en texto y contexto

En la mar de películas y series de Netflix, es complicado pescar algo que no sea exhaustivamente comentado o analizado en las redes sociales o promovido por el marketing de la compañía. Cuando se ingresa al nicho de documentales, y particularmente de true crime, entonces el éxito está profundamente ligado a la popularización y a la alta oferta de los streamings, por lo que la situación se torna más nebulosa. 

En este sentido, vale la pena destacar la miniserie Bebé reno, que adopta toda la estética de este género, pero que extrapola sus convenciones, construyendo un agonizante suspenso sobre la depresión y el abuso. 

En siete episodios esta miniserie relata la historia de Donny Dunn, un cantinero de Londres que se busca además la vida como comediante en los horarios muertos. Cierto día el joven conoce a Martha, que luego de cruzar el umbral de la puerta principal se sienta frente a la barra del bar, triste y aparentemente inofensiva.

Debido a su estado de ánimo y a que no tiene dinero para pagar, Donny se conmueve de Martha y le obsequia una taza de té. No sabe que después de un intercambio de miradas y palabras, Martha se convertirá en una stalker dedicada a arruinar todo alrededor de Dunn. Lo que comienza como una obsesión amorosa se convertirá en una persecución traumática.

En la línea de las series cuyo valor percibido reside mucho en su carácter autobiográfico, al estilo de I may destroy, Bebé reno puede atraer la atención de quien procura lo factual una vez que la miniserie se basa en la vida del actor Richard Gadd, responsable de interpretarse a sí mismo, escribir y dirigir la serie. 

Por la sinopsis e inclusive por el marketing, Bebé reno no pasa de un crimen bizarro con personajes de carácter dudoso por todos lados. Sin embargo, el triunfo aquí reside en el uso de ese modelo solamente como gatillo de interés, ya que el guión de Gadd se basa tanto en las amarguras de una vida destruida como por traumas de la infancia y por decepciones de la vida adulta. 

A partir de la obsesión de Martha, Dunn comienza a preguntarse cuánto necesita a una acosadora en su vida y cuánto él propició para que ello ocurriera. Tal cuestionamiento podría tornarse maniqueísta al punto de suscitar indagaciones complicadas sobre el papel de una víctima, pero esta serie consigue resolver esas preguntas de manera sensible y relevante. El crimen, por más relevante que sea, sirve como plano de fondo para las transformaciones y las epifanías de Dunn.

El humor autodespreciativo de Gadd se mezcla bien con el aire taciturno que traza la fotografía de la serie, con las sombras de los pubs y las calles lluviosas de Londres despuntando como protagonistas. Por otro lado, lo que comienza como un chiste cargado de ironía y constreñimiento, se convierte en un pedido de ayuda que disuelve en la memoria el crimen. 

Aunque se utilice un caso real como carnada, la serie es relevante por no apoyarse en una narrativa convencional y usar un formato que el true crime protocolario no se permite utilizar.

TAR