Biografía y narración

Feliz año nuevo a todos los lectores de La Jornada Estado de México. Espero que todos y cada uno de ustedes haya repuesto energías y estén con el mejor entusiasmo para encarar lo que nos depara este 2024. Yo, por mi parte, tuve la oportunidad de leer, escribir y ver series y películas que poco a poco iré compartiendo con ustedes.

Este año tiene una agenda que me motiva, particularmente porque el centro donde laboro, el Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, me invitó a elaborar un programa para la oferta educativa del próximo semestre, a impartir a alumnos de maestría en investigación educativa. Por mi perfil, me ofrecieron desarrollar el seminario optativo denominado “La narrativa como metodología horizontal en los procesos de investigación”, inscrito en el campo de Formación, Aprendizaje y Saberes Pedagógicos.

Echándole un vistazo a lo recomendado en el marco de referencia, se sostiene que la propuesta del seminario consiste en pensar, hablar y escribir sobre la experiencia pedagógica, lo cual implica hacer visible lo sutil pero insustancial de lo que sostiene la relación educativa; abrirnos a lo que nos cuestiona, explorar lo que no es fácilmente explorable cuando falla el mecanismo básico de la investigación más convencional. Con un énfasis especial en el sentido ético del ejercicio narrativo que se requiere para construir experiencia como parte de una metodología de investigación mediada por el diálogo y la horizontalidad.

Asimismo, y en tanto que la perspectiva horizontal de la investigación biográfica narrativa convoca la experiencia de quien hace la investigación, “se desarrollará un taller permanente de escritura de textos de campo encaminado al reconocimiento del papel que juega la subjetividad del investigador o investigadora en la construcción del dato cualitativo”.

Sin duda se trata de una tarea hercúlea, porque hay que echar mano del método biográfico narrativo para arribar a la meta del programa. Aquí viene una pregunta genuina: ¿la escritura de biografía es lo suficientemente científica? Como editor de Korpus 21, editada por El Colegio Mexiquense, me viene como anillo al dedo el último fascículo que publicamos, dedicado a la biografía. 

La gran mayoría de los autores son biógrafos consolidados que transmiten los intríngulis y los obstáculos que enfrentaron al investigar y escribir biografías. Durante años estudiaron temas sociales y culturales, políticos y económicos, ambientados en un caprichoso y embrollado contexto histórico que esconde y/o silencia, muchas veces, las voces de la historia. Para ser biógrafo se necesita conocer, como la palma de una mano, el rostro de la época, de la época en la cual vivió nuestro personaje, pues los múltiples escenarios que toca a lo largo de un día, una semana, un mes, un año y toda su existencia, alimentan y condicionan su devenir y su pathos. El biógrafo se sumerge en las minucias de la realidad de antaño para observar con una lupa los andares del biografiado que iluminan y expanden su historia y la Historia de una manera viva y diferente. A través de la vida de un individuo se conoce otra Historia y no me refiero exclusivamente a la personal. Las fuentes biográficas abren una ventana diversa, detallada del pasado, encubierta por estructuras y procesos observados tangencialmente.

Ya les contaré cómo va el proceso en siguientes entregas.