Chalco: vecinos piden por recuperar sus vidas tras inundaciones
Mientras que el nivel de las inundaciones en las colonias Culturas de México, San Miguel Jacalones 1 y 2, Emiliano Zapata y Cuauhtémoc de Chalco disminuyó, entre jueves y viernes alrededor de 50 centímetros, un ejército de servidores públicos de los gobiernos federal, del Estado de México y municipales, trabajan a marchas forzadas en la «zona cero».
Queremos recuperar nuestras vidas, vecinos de Chalco por inundaciones
El titular de Protección Civil y Gestión Integral de Riesgos del Estado de México, Adrián Hernández Romero reportó que durante las últimas horas se han recuperado 13 de las 37 calles inundadas e informó que este día también llegó maquinaria especial para perforar con un barreno los tres taponamientos de azolve de la línea principal del Colector Solidaridad que mantienen colapsado el drenaje de esta zona.
Y al cumplirse 23 días de la contingencia que enfrentan más de 600 familias de este municipio, la Secretaría de Marina (Semar) puso en funcionamiento una cocina móvil, especialmente diseñada para atender a damnificados de desastres naturales, la cual tiene capacidad para preparar dos mil raciones por día.
Este viernes, se sirvió el primer menú por parte de la Semar, el cual consistió en 900 raciones de sopa y guisado de huevo en salsa verde, mientras que para la noche se prepararon la misma cantidad de tortas de jamón y café.
«La cocina tiene capacidad de mil raciones por turno, pero va a depender de la capacidad de los insumos que nos proporcionen el Gobierno del Estado y del municipio de Chalco», precisó, Alejandro Rivera Acuña, titular de la Mesa de Crisis del Plan Marina-Chalco.
Además la Semar también comenzó a operar una planta potabilizadora de agua para consumo humano que tiene capacidad para purificar hasta 5 mil litros de agua y la cual se suma a las dos plantas que mantiene la Secretaría de a defensa Nacional (Sedena) en Culturas de México y Jacalones 2, las cuales brindan un promedio de 2 mil litros de agua al día cada una.
«Vecinas y vecinos en estos momentos el Gobierno Municipal en coordinación con la MarChalchitlicue cabo la distribución de alimentos para que estén atentos a recibirlos», es la invitación que resuena por las desoladas, solitarias calles donde el agua espera el metro de profundidad.
Ahí, donde los vecinos viven en segundos y terceros niveles, se asoman por su ventanas o sus marquesinas a recibir los alimentos lanzando bolsas de mandado para que los militares las depositen en ellas.
Mientras, decenas de perros se asoman en las azoteas al paso de los vehículos militares, con la mirada de curiosidad y desconcierto; ahí han permanecido durante cuatro semanas, desde que sus dueños los pusieron a salvo de la inundación.
Y pese a que las infecciones estomacales, de la piel y de los ojos se han incrementado entre los damnificados, de las 600 familias sólo unas cuantas han desalojando sus hogares para refugiarse en uno de los tres albergues que habilitó el Gobierno Municipal.
«Se habilitó el día seis de agosto y el día siete llegó la primera familia de cuatro personas, de ahí en fuera siguieron viniendo las familias, hasta el día de hoy 23 de agosto tenemos el total de 74 personas, desde una niña de ocho meses hasta adultos mayores», informó
Yoselin Ramírez, coordinadora del albergue 11Jardines de Chalco.
«Ahorita están en un golpe muy fuerte puesto que perdieron, no tienen nada, entonces están en un estado crítico, aquí pues tratamos de apapacharlos y darles todo lo que necesiten», agregó.
Laura Sarmiento, cuya vivienda se ubica en la esquina que forman las Calles Cempoaltecas y Chalchitlicue llegó a este refugio hace 16 días y durante ese tiempo ha tenido dos crisis nerviosas al pensar en la pérdida de su patrimonio.
«Ahorita aquí para entretenernos y para poder sacar un poco de dinero para ir comprando cosas que necesitamos o para gastos personales, estamos haciendo estas piñatitas mi compañera de cuarto y yo, las cuales las estamos dando en 20 y 25 pesos», compartió.
Perdieron todo
» Estoy preocupada porque perdimos todo, todo, y no se que va a pasar, las autoridades no nos dicen algo concreto, y lo que queremos es recuperar nuestras vidas», clama la mujer de 47 años.
Fidel Hernández González es otro de los refugiados, quien hace unos días sufrió la amputación de una pierna, la cual tenía úlcerada por complicaciones de la diabetes mellitus que padece y que debido a las condiciones sanitarias por la inundación en su casa con aguas negras se agravó y hoy apela a la Solidaridad de la sociedad o de la iniciativa privada para que le apoyen con una prótesis par que pueda volver a caminar.
«Aquí en el albergue estoy muy bien, me donaron mi silla de ruedas y todo excelente pero no hay como estar en mi casa con mi familia, ya quisiera yo que mi familia regresara», manifestó.
En tanto, una docena de menores juegan con personal de Ayuntamiento para aliviar, aunque sea por momentos, el trauma que ocasionó esta contingencia a sus familias.
Aunque se espera que con los métodos y la maquinaria que la Conagua y la Caem operan día y noche en la zona, se logre abatir la inundación durante los próximo días, el pronóstico de lluvias amenaza con prolongar las labores.
Pero ya sea en los segundos pisos de sus casas, en lanchas o en el albergue, los vecinos afectados claman porque se desaloje el agua y puedan retomar sus estudios, sus empleos, sus negocios, sus deportes… Sus vidas.
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