En Colima, uno de los estados con menor población electoral pero con una relevancia política creciente, el partido Morena mantiene una posición de dominio clara rumbo a las elecciones para gobernador(a) en 2027. De acuerdo con el estudio de Demoscopía Digital, el partido guinda lidera de forma cómoda las preferencias tanto en la competencia individual como en los escenarios de coalición, confirmando que el respaldo a la actual administración ha permeado en la ciudadanía.
Indira Vizcaíno Silva: un gobierno con resultados y cercanía
La gobernadora Indira Vizcaíno Silva, primera mujer en gobernar Colima desde su fundación como estado libre y soberano, ha logrado estabilizar políticamente a la entidad después de años marcados por crisis financiera y desorden administrativo. Su estilo de gobierno cercano, austero y orientado al bienestar social le ha permitido mantener altos niveles de respaldo, particularmente entre sectores populares y jóvenes.
Bajo su administración, Colima ha mostrado avances en materia de digitalización de servicios, atención a programas sociales y fortalecimiento de la seguridad pública en zonas críticas. Esa gestión ha sentado las bases para que Morena llegue al 2027 con una ventaja significativa frente a una oposición que no termina de articularse.
Rosi Bayardo: la favorita en la carrera morenista
Una de las figuras más destacadas dentro del partido guinda es la alcaldesa de Manzanillo, Rosi Bayardo Cabrera, quien no solo tiene un 53.2% de conocimiento ciudadano, sino que encabeza con claridad la encuesta interna de Morena entre mujeres con 37.6%, y también lidera la encuesta mixta con 25.6%, superando a todos los aspirantes, hombres y mujeres.
Desde el puerto más importante del Pacífico mexicano, Bayardo ha construido una imagen de gestora eficaz, con proyectos de infraestructura, ordenamiento urbano y coordinación con autoridades federales. Su liderazgo local ha trascendido lo municipal y la coloca como una figura emergente con amplio potencial para consolidarse como la candidata a la gubernatura.
Su ventaja en las encuestas no solo es numérica, sino que refleja un trabajo territorial constante, cercanía con el electorado y una narrativa fresca y resolutiva que sintoniza con la base morenista.
Morena domina un terreno antes dividido
En términos partidistas, Morena alcanza en solitario un 40.6% de intención de voto en la medición sin alianzas, mientras que el PAN registra un distante 15.3%, seguido por MC con 10.8% y el PRI con 9.2%. En el escenario con alianzas, la coalición Morena-PT-Verde mantiene el mismo 40.6%, superando con amplitud al bloque PRI-PAN, que apenas alcanza 29.2%.
El ascenso de Morena en Colima ha sido vertiginoso, considerando que hasta hace pocos años el estado era considerado un bastión del PRI. Hoy, el escenario se ha invertido: el morenismo colimense gobierna con estabilidad, cuenta con figuras competitivas y mantiene una narrativa alineada con el proyecto nacional de la Cuarta Transformación.
Oposición sin figuras claras
Entre los hombres del partido, el diputado federal Leoncio Morán Sánchez y el senador Virgilio Mendoza Amezcua figuran como las opciones más reconocidas y con mayor preferencia dentro del electorado morenista, con 21.5% y 20.6% respectivamente. Sin embargo, ambos quedan detrás de Rosi Bayardo en la suma mixta, lo que refuerza la posibilidad de que una mujer sea quien encabece el relevo de Indira Vizcaíno.
La oposición, dividida y debilitada, carece de figuras con arraigo suficiente como para generar una contienda competitiva al momento. Movimiento Ciudadano mantiene una presencia relevante, pero fragmentada, mientras que PRI y PAN cargan con el desgaste de gestiones pasadas.
Una sucesión con rostro de mujer
El escenario actual en Colima proyecta una contienda con dirección clara: Morena es el partido a vencer, y Rosi Bayardo Cabrera, desde Manzanillo, representa la carta más fuerte para continuar el proyecto político que encabeza Indira Vizcaíno. De concretarse su candidatura, Colima podría convertirse en uno de los primeros estados donde el morenismo logre una sucesión femenina consecutiva, un hecho inédito y simbólicamente poderoso en la política mexicana contemporánea.