¿Creadores de contenido?

Existen en la historia de la humanidad un conjunto de palabras que describen características deseables y esenciales en los seres humanos, de hecho, son estos rasgos los que nos vuelven personas, entendiendo por persona al ente o ser con poder de raciocinio que posee conciencia sobre sí y que cuenta con su propia identidad. 

Ese grupo de palabras que nos identifican es entendido como Valores, y son fundamentales para el funcionamiento en sociedad, nos permiten coexistir en un marco de Respeto por la vida propia y la de los otros, no me malentiendan, no vengo desde el inicio de los tiempos a tratar de imponer mi visión del mundo en plena época del Only Fans, Tinder, Grinder y demás social media donde la gente “se mata” – literalmente, hay quienes han muerto – para conseguir más likes.

¿Qué es un like, sino un síntoma de atención? ¿Y qué hace la gente con autoestimas lastimadas, relaciones interpersonales depresivas y situaciones de vida en donde se sienten no vistxs o tomadxs en cuenta? Volverse adictos a la atención de aquellos a quienes ni siquiera conocen, “volverse creadores de contenido”, que en muchas ocasiones no “contiene” nada en realidad, de ahí sus características de inmediato y efímero.

Gestionar vidas imposibles de ser vividas,  vivir existencias perfectas en espacios inexistentes, subir a qué hora y cómo se despierta, qué se desayuna, cómo se lava la carita con agua y con jabón, – cualquier parecido con Pin Pon que es un muñeco, resulta completamente justificado, – nos vamos convirtiendo en marionetas y digo nos vamos, porque casi nadie está exento, únicamente  aquellos sordos y ciegos digitales – o debo decir “personas con capacidades diferentes, aunque nunca he entendido cuáles son esas capacidades distintas, – benditos por su imposibilidad de sucumbir al canto de las sirenas y convertirse en zombies como el grueso de nosotros y las nuevas generaciones.

Ya lo dijo Galeano, y lo dijo bien: “Compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente a la que no le importamos,” y desde ahí nos valoramos, o no… Recibimos likes, sonrisa; no recibimos likes, tristeza. 

Y, ¿dónde queda nuestra capacidad de mirarnos desprovistos de la urgencia del capitalismo voraz, ese que nos corta a todos con las mismas tijeras cuadradas en el afán de caber en un mismo molde? Nos preguntamos por qué o dónde quedan aquellos pensadores disruptivos, los Mozart, los Van Goghs, las Juanas Inesés, las Pitas y las Nahuis de nuestras generaciones, ocupadxs en postear hasta sus procesos digestivos.

Decidir ser diversos es una revolución individual, una rebeldía personal, una cruzada de sí para sí, para la cual les deseo valentía – valor de valores – para asumirla y amarse simplemente porque existen y no a razón de los likes que reciban o no.

«Ma u satal k´atun lae, 

wai tak´ petenil tumen k´a sijnalil, 

lai peten lae.»

No se perderá esta guerra, 

porque este país se unirá 

y este país renacerá.

Chilam Balam

TAR