Cuando mi hijo no es lo que yo creía

Cuando mi hijo no es lo que yo creía

Adogma

Cuando mi hijo no es lo que yo creía

Mauricio Sosa Ocaña

Mauricio Sosa Ocaña
Marzo 27, 2025

Quienes somos padres y madres experimentamos diversas emociones, ideas y fantasías con relación a nuestras hijas e hijos. Amor, ternura, sorpresa, duda, temor, preocupación son algunos de los sentimientos que podemos desarrollar, a partir de la existencia de esa personita que sostenemos entre nuestras manos cada vez que la cargamos.

Es común que visualicemos a nuestros hijos e hijas creciendo, yendo a la escuela, estudiando la universidad, titulandose y siendo profesionistas exitosos. Otras personas pueden imaginarles practicando un deporte con mucha destreza, conviviendo pacíficamente con sus amistades, enamorándose y ser amados, formando su propia familia y ser felices. Estas expectativas de los adultos sobre niñas y niños son parte de nuestro desarrollo humano, y sin estar determinadas por roles de género, entre otros factores.

Pocas veces les imaginamos siendo ladrones, consumidores de alcohol o dedicándose a alguna actividad ilegal. No pretendo que lo imaginemos. Sin embargo, ¿qué sucedería si mi hijo o hija no es quien yo creía?

En sociedades globalizadas nuestra cotidianidad está rodeada de mensajes a través de tecnología y redes sociales; nos relacionamos con las demás personas de formas poco orgánicas. En lugar de platicar cara a cara con las personas, de tener el encuentro y conversar directamente para conocernos, lo hacemos en dispositivos tecnológicos. Hoy llamamos identidades digitales al conjunto de nuestra información que compartimos en internet.

Para quienes nacieron en este milenio, su vida e identidad está influenciada por celulares, tabletas, inteligencia artificial, redes sociales, representan extensiones de sí mismos para convivir. Somos 129 millones de mexicanos, hay 125 millones de celulares en el país y 107 millones de personas acceden a internet.

En Netflix está disponible Adolescencia, una miniserie británica que aborda la historia de un adolescente de 13 acusado de asesinato. Sin escenas grotescas, ni explícitas, ni vulgares, el espectador puede adentrarse a la trama y experimentar sorpresa, angustia, incredulidad, sobre el caso, y acercarse a un tema urgente: las identidades adolescentes y su salud mental en la era digital.

Para quienes somos padres y madres, esta serie puede ser una oportunidad para observar lo compleja que es la salud mental de nuestras hijas e hijos, que crecen en sociedades determinadas por la economía de mercado, la competencia indiscriminada, el consumo de redes sociales y la convivencia mediatizada por la tecnología, de donde pueden repetir modelos violentos de ser hombres o mujeres.

Tal vez también sea una oportunidad para preguntarnos qué me pasaría si mi hijo o hija no es lo que yo creía. Y decidirme a aprender herramientas científicas, pedagógicas, sin dogmas, para ayudar a nuestros hijos e hijas a vivir una vida sin violencia, sin discriminación por motivos de género, de condición social o de identidades.

Para quienes nacieron en este milenio, su vida e identidad está influenciada por celulares, tabletas, inteligencia artificial.

PAT

Sigue nuestro CANAL de WHATSAPPy entérate de la información más importante del día con La Jornada Estado de México.

UAEM2
Cerrar [×]