El autocastigo es una conducta en la que una persona se daña a sí misma como resultado de sentimientos de culpa y vergüenza. Esta forma de autopenalización puede manifestarse de diversas maneras, desde la autocrítica severa hasta formas de daño físico que pueden ser altamente peligrosas.
Frecuentemente, el autocastigo es una conducta repetitiva que resta posibilidades para recuperarse de un evento díficil, aceptarse, aprender y ser más generoso o generosa consigo misma.
¿Quieres saber si te estás autocastigando?: observar tus comportamientos y decisiones que te ocasionan malestar, estropean tus planes, te entristecen o afectan tu autoconcepto, entre otros efectos perjudiciales.
Observa si sueles criticarte cotidianamente, si constantemente te culpas del pasado o te averguenzas de no cumplir tus expectativas o las de otros e incluso, si te sientes culpable cuando estás alegre o experimentas tranquilidad.
Ante esto, lo primero es reconocer que sueles castigarte y aprender lo más pronto posible a tener una actitud más compasiva y generosa contigo.
Las causas del autocastigo pueden ser distintas de una persona a otra y deberse a diversos factores, tener raíces profundas por experiencias pasadas, traumas y patrones de pensamiento negativos.
Igualmente puede deberse a:
Eventos negativos significativos en la historia de vida: Experiencias traumáticas, como abusos o negligencia, pueden llevar a una persona a desarrollar sentimientos de culpa y vergüenza, impulsándola hacia el autocastigo.
Autoconcepto negativo: La percepción negativa de uno mismo puede hacer que una persona sienta que merece ser castigada por sus fallas o imperfecciones.
Salud mental: Trastornos como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático pueden contribuir al autocastigo como un mecanismo de afrontamiento.
Influencia del contexto: Normas sociales y culturales que promueven la perfección y censuran la autoafirmación pueden hacer que una persona se sienta obligada a castigarse cuando no cumple con estos estándares.
Sentimientos de culpa: La culpa puede ser un poderoso motivador del autocastigo, especialmente si una persona siente que ha cometido errores significativos o ha perjudicado a otros, y reconocer culpas que te has cargado injustifcadamente, ya sea para agradar, no contradecir o debido a que alguien te ha hecho sentir culpable sin serlo.
Entender el origen del autocastigo, sus causas y comprender sus consecuencias permite admitir lo que ocurre, buscar contención y apoyo emocional, practicar la autocompasión y comenzar el camino de la recuperación.
Lo ideal es acudir con un profesional de la salud para ahondar en el fondo de esta conducta y emplear técnicas y estrategias que te permitan gestionar adecuadamente tus emociones, solucionar conflictos y mirarte con autocompasión… ¡No existen personas perfectas!
Conductas y decisiones que te ayudan a dejar de lastimarte:
Practica la autocompasión:
La autocompasión implica tratarte con la misma amabilidad y comprensión que brindas a las personas que amas, incluso a extraños. Si sueles criticarte busca cualidades, aciertos, habilidades… pregunta a las personas que te aman qué piensan de ti, mírate como te miran quienes te aprecian y respetan.
Instálate en el aquí y el ahora:
La práctica de la conciencia plena o mindfulness te ayuda a estar presente en el aquí y el ahora, asi como a aceptar tus pensamientos sin juicios y sin subestimarte.
Detecta y frena pensamientos negativos:
Cuestiona las creencias que te hacen pensar desfavorablemente respecto a ti, céntrate en lo que está ocurriendo en el presente, realiza una actividad que te genere bienestar y que lleve tu atención hacia temas constructivos.
No te desgastes emocionalmente:
Juzgarte por el pasado no sirve de nada y te ocasiona sentimientos de culpa que te lastiman profundamente, en lugar de esto, aprende de la experiencia y emplea en el presente lo aprendido.
Es valido ( ¡Y necesario!) buscar apoyo:
Puede resultar incómodo hablar de lo que sientes y admitir el autocastigo, sin embargo el silencio no te ayuda a dejar de hacerlo. Habla con amigos, familiares o un psicoterapeuta sobre lo que está sucediendo. El apoyo familiar y profesional puede proporcionarte perspectivas valiosas y ayudarte a desarrollar nuevas estrategias para enfrentar el autocastigo.
Date cuenta de que vivir con sentimientos de culpa permanentes, negarte satisfacciones, restarte bienestar, acusarte continuamente, no son condiciones que deban normalizarse, aun si has cometido errores o has “fracasado” en algo (que bien valdría la pena detenernos a cuestionar y analizar qué es o no fracaso y para quienes lo es), de las equivocaciones se aprende, pero no te quedas ahí lastimándote una y otra vez.
Y si lo que te lleva a hacerlo es un autoconcepto negativo, es importante que reconsideres lo que piensas de ti, que veas de donde vienen esas ideas irracionales a través de las que te subestimas, regañas o rechazas.
Algunas personas tienen miedo de autocompadecerse porque confunden la compasión con la lástima, la primera te ayuda a tratarte con paciencia y amor, la segunda conduce a comportamientos autodestructivos, como el autoabandono, conformarse o acostumbrarse al malestar o crearlo para sí mismo o misma.
Reconocer el autocastigo y más tarde dejar de hacerlo es un proceso, el pronóstico dependerá del apoyo que se recibe de otras personas y en primer lugar del compromiso que establezcas contigo para aprender a mirarte con amor, compasión y respeto.
Admitir tus fallas, debilidades al igual que tus cualidades, aciertos, victorias y potencial es más sano, así como desafiar las ideas o argumentos que te condicionan negativamente, cuestionar los juicios que otras personas han hecho acerca de ti, establecer limites sanos en todas tus relaciones y mejorar tu autoconcepto, construyendo una relación más positiva y amorosa contigo.
No quiero decirte que nunca te equivocas ni tampoco que cuando lo hagas no lo reconozcas, ¡no! Es sano y conveniente admitir cuando se ha ocasionado malestar a alguien, cuando no has actuado adecuadamente y no solo admitirlo sino sobre todo corregirlo, pero teniendo claro que no tienes que vivir diculpándote indefinidamente ni castigándote permanentemente.
Los sentimientos de culpa suelen lastimar más cuando no se actua para corregir lo que sea necesario, incluso para distinguir cuando no tienes porque experimentarlos, es decir; cuando no tienes todas esas culpas que cargas sin que hayas hecho nada para merecerlas.
Un abrazo
Lore
Psicoterapia y Coaching.